Si te duele la cabeza, te tomás una aspirina. Pero, ¿es lo mismo un ibuprofeno? La respuesta es no. Ambos calman el dolor porque son analgésicos no esteroides y antiinflamatorios. Sin embargo, tienen sus diferencias.
En el caso de la aspirina, pertenece a un grupo de compuestos químicamente relacionados como salicilatos. Se trata de sustancias que se encuentran naturalmente en muchas plantas y han sido utilizadas para tratar afecciones de salud durante miles de años. Las mismas también se encuentran en muchos alimentos, como las pasas y los duraznos, y a veces se agregan también en la pasta de dientes.
Además, la aspirina es un antiagregante plaquetario (un fármaco que altera o modifica la coagulación de la sangre), y se utiliza a bajas dosis como antitrombótico, lo que reduce el riesgo de trombos e infartos de miocardio.
Por su parte, el ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo, utilizado frecuentemente como antipirético, analgésico y antiinflamatorio. Fue desarrollado por la división de investigación de Boots Group durante los años 60 y lanzado como un tratamiento para la artritis reumatoidea en el Reino Unido en 1969, y en los Estados Unidos en 1974.
También se usa para tratar cuadros inflamatorios, como los que se presentan en artritis, artritis reumatoidea, hinchazón muscular, dolor de garganta y artritis gotosa. Es administrado en ocasiones para tratar acné debido a sus propiedades antiinflamatorias.
¿Cuándo conviene tomar uno o la otra?
Ibuprofeno
El ibuprofeno es efectivo para bajar la fiebre y aliviar dolores leves, como dolores de cabeza, dolores menstruales, artritis, dolores de muela o de espalda. Pero está comprobado que los pacientes ideales para tomarlo son los niños. Si un adolescente o joven menor de 12 años se está recuperando de una gripe o la varicela, será ideal suministrar este medicamento. "Esto se debe a que, aunque la aspirina se puede tomar cuando eres mayor de tres años, podría incluso ser mortal", señala la doctora Alyse Scaffidi a Reader's Digest, "no es recomendable. En ocasiones aumenta el riesgo de desarrollar una afección grave, a menudo fatal, conocida como el síndrome de Reye".
Se trata de un daño cerebral súbito (agudo) que no tiene una causa conocida. Se presenta en niños a quienes se les ha suministrado ácido acetilsalicílico, componente de la aspirina, para tratar varicela o gripe. Es por eso, que en esos casos se recomienda tratar los síntomas con ibuprofeno.
Aspirina
Según explicó la doctora Alyse Scaffidi a Reader's Digest: "Según la Asociación Americana del Corazón una dosis baja de aspirina podría ayudar a prevenir un ataque cardíaco, pues este medicamento podríamos decir que 'reeduca' la acumulación de sangre y mantiene la sangre fluyendo hacia el corazón".
Sin embargo, recientemente se ha demostrado que administrarla en personas sanas aumenta el riesgo de ataque cardíaco o de derrame cerebral un 11%.
El autor del estudio, el doctor Sean Zheng, reveló: "No hay pruebas suficientes para recomendar el uso rutinario de aspirina en la prevención de ataques cardíacos, accidentes y muertes cardiovasculares en personas sin enfermedad cardiovascular".
Tampoco es recomendable para aquellas personas que padecen algún tipo de trastornos hemorrágicos, hemofilia, la Enfermedad de von Willebrand, entre otras, porque, como ya mencionamos, altera o modifica la coagulación de la sangre.
La aspirina es efectiva para bajar la fiebre, tanto como para aliviar el dolor leve o moderado, causado por dolor de cabeza, artritis, resfriados, dolores musculares o de dientes.
Ninguno de los dos
Hay momentos como, por ejemplo, durante el embarazo en que no se debería tomar ninguno de los dos, ya que podría derivar en posibles complicaciones. En este caso, los médicos recomiendan reemplazarlos por paracetamol.
Asimismo, un exceso de consumo de cualquiera de los dos puede conllevar problemas digestivos, de sangrado o cardiovasculares, por lo que se recomienda consultar al médico familiar en caso de tener que tomarlos durante varios días.
Tampoco deben tomarse juntos, ya que podría aumentar el riesgo de sangrado estomacal. Aunque, algunos médicos médicos pueden prescribir la alternancia de ambas medicaciones para aliviar algunos dolores.
El ibuprofeno, por otro lado, puede crear hábito o adicción si se usa con demasiada frecuencia, e incluso aumentar el riesgo de ataque cardíaco.