Una tabla de quesos es una buena opción para acompañar casi todo buen momento. Un rato en familia, el recibimiento de amigos en casa, un festejo especial... todo esto puede solucionarse con una óptima selección de quesos, bien armados y acompañados por la bebida ideal. ¿Cómo hacerlo? Seguí estos pasos:
La selección
Antes de salir a comprar quesos indiscriminadamente, hay que tener en cuenta para que ocasión vamos a armar nuestra tabla. Si, no da lo mismo cualquier queso en cualquier momento.También es importante considerar la estación del año, ya que la temperatura ambiente y la humedad del verano pueden afectar de forma distinta a los quesos que cuando hay bajas temperaturas.
También es necesario prestar atención a si la tabla de quesos va a ser la única opción de comida de la velada o, en cambio, va a ser un aperitivo que será precedido por una cena o almuerzo contundente.
Es fundamental calcular cuántos comensales van a participar de nuestro banquete. En general, se calculan unos 80-100 gramos de queso por persona si se trata de una tabla inicial y unos 175-200 gramos si los quesos serán el menú completo.
En cuanto a las variedades, debe haber como mínimo cuatro, aunque la media suele estar entre cinco y ocho diferentes. Otra opción es armar la tabla en torno a una variedad concreta, jugando por diferentes maduraciones o con distintos tipos de la misma maduración.
El corte y la preparación
Cada queso pide un tipo de corte y una forma correcta de servirlo. En general la cuña o el rectángulo son el formato de corte más adecuado para quesos tiernos, semiduros o duros, conservando parte de la corteza. Si son muy blandos o untables, lo mejor es servirlo en pequeños recipientes.En cuanto a los quesos muy madurados se recomienda presentar cortes más finos, de este modo la grasa y la potencia aromática no resultarán demasiado fuertes.
Para que la presentación quede prolija y ordenada, en una velada de pocas personas podemos usar una tabla o bandeja grande donde colocar todos los quesos; si somos muchos, es recomendable servir cada variedad de queso en tablas separadas.
Para que un queso no perjudique a otro en la cata siempre se aconseja empezar por los más suaves y dejar los más fuertes e invasores para el final.
Acompañamientos
Buen pan y buen queso hacen la pareja ideal. Toda buena cata debería incluir, al menos, un pan blanco y otro negro. Otra opción es el contraste entre la suavidad del queso y el crocante de crackers o galletas.
Mermeladas y compotas. Siempre es mejor si son caseras y de buena calidad. Frutos del bosque, frambuesa, mora, cebolla o naranja amarga son buenas elecciones.
Vino, cerveza y agua mineral son las bedidas ideales para esta opción. El agua, sobre todo, permite disfrutar de todas las cualidades organolépticas de los quesos y no hincha el estómago antes de tiempo.