Lali Espósito está viviendo un excelente momento tanto en su carrera musical como en su vida personal, ya que desde principios de 2024 está en pareja con Pedro Rosemblat. Recientemente, se dio a conocer que la cantante y el militante ampliarán su familia.
La noticia fue difundida por un refugio de animales, que a través de sus redes sociales compartió que la ex Casi Ángeles había adoptado a Esteban, un gatito de solo unas semanas de vida.
Lali se mostró profundamente emocionada al recibir a su nueva mascota y no pudo evitar las lágrimas al sostenerlo por primera vez. “Esteban, abandonado a su suerte con otra hermanita recién nacidos, criados a mamadera, sin saber dónde el destino lo llevaría”, reveló la cuenta de Instagram de Patitas de Villa Rosa.
“Gracias a los que hicieron posible esta adopción y a Raquel, mamá humana de Esteban. Gracias Lali por recibir a un rescatadito de Patitas de Villa Rosa como parte de tu familia”, añadieron.
“¡Buena vida!”, concluyeron en su emotivo mensaje acompañado de la reacción que tuvo la artista de Disciplina.
Así fue la dura infancia de Lali Espósito
La ex Casi Ángeles reveló su dura infancia durante una entrevista para el medio El País. Allí, reveló que su madre tenía hasta siete trabajos a la vez para costear las necesidades básicas de la familia. “Mi vieja, toda mi infancia, tuvo siete trabajos a la vez. Vendía ensalada en la calle, fue visitadora médica”, confesó Espósito.
Su madre hizo todo lo posible para que no le faltase nada a sus hijos. Sin embargo, por sus largas jornadas de trabajo, Lali habría tenido una infancia algo solitaria, en donde a veces escaseaba la comida. “A veces faltaba para comer. Mi vieja tenía 60 laburos y nosotros tuvimos unas infancias un poco solitarias. Estábamos sueltos, onda salvaje. Calle, bicicleta, pelota, patines. Full esa”, aseveró la intérprete de FANÁTICO.
Pese a estos inconvenientes, la cantante siempre tuvo presente su sueño como artista. Pese a no contar con juguetes, solía hacer algunos shows en donde su hermana Anita la maquillaba y estilizaba. ”No teníamos juguetes. Era pura imaginación. Mi hermana me maquillaba y yo hacía coros, full show. En esa casa del pasaje Cooperación había un espejo en el comedor y yo estaba adelante del espejo bailando todo el tiempo”, recordó con cariño.