“El misterio del faro” es la última incorporación de Netflix a su plataforma de streaming y una de las que más cautivaron a los espectadores.
Es que su historia estremece: tres fareros comienzan a trabajar en una Isla en Escocia y un día ven algo extraño que no deberían vigilar. La situación empieza a complicarse mientras buscan respuestas al enigma.
Sin embargo, lo más escalofriante es que no todo es ficción. Este filme está basado en una historia real cuyo misterio sigue sin resolverse en la actualidad. En diciembre del 1900 hubo una sucesión de extrañas desapariciones en archipiélago, lo que fundó un mito que se repetía entre los marineros de aquel entonces.
Todo sucedió cuando las autoridades portuarias del Reino Unido decidieron que la isla Eilean Mòr sería la sede de un nuevo faro. Durante el día distintos pastores paseaban por la tierra, pero todos se negaban a dormir ahí. Incluso corría la orden de volver en barco antes de que cayera el sol: las leyendas de terror eran moneda corriente.
Sin embargo, cuando el faro estuvo construído, se establecieron turnos para que la isla esté siempre ocupada.
Un evento misterioso que al dia de hoy sigue sin respuesta
En uno de los relevos entre los fareros, que llegaban a la isla para que otros puedan irse, notaron que la puerta principal y el acceso a la casa de los guardias estaba cerrada con llave desde adentro, sin rastros de haber sido forzada.
Las camas estaban hechas, la mesa estaba servida con la comida a medio consumir y los relojes se habían detenido. El único rastro de vida que se encontró fue el de un canario dentro de una jaula muy desnutrido. Del paradero de los tres habitantes de la casa no se sabía nada.
Con el revuelo que se generó, el presidente de la empresa que los contrataba visitó la isla para ver con sus propios ojos lo que sucedió. Encontró un diario escrito por Thomas Marshall, uno de los fareros y descubrió una anotación que se había realizado días antes de los extraños sucesos, donde hablaba sobre los fuertes vientos que estaban soportando. Sin embargo, esto no coincidía con los registros meteorológicos: no hubo tormenta, oleaje ni vientos fuertes durante esas fechas.