Agostina Alarcón, hija de los reconocidos actores Claribel Medina y Pablo Alarcón, decidió embarcarse en un viaje de transformación personal y profesional que incluye un cambio significativo en su identidad.
Por esa razón, decidió hacer un cambio de nombre. Ahora, se llama Maia y esto refleja no solo un nuevo comienzo en su vida personal, sino también su adaptación y búsqueda de oportunidades en los Estados Unidos, país donde decidió establecerse para perseguir sus sueños artísticos.
La nueva vida de la hija de Pablo Alarcón y Claribel Medina en Miami
La decisión de Agostina de mudarse a Estados Unidos marcó un giro importante en su vida. Como ella misma relató, su traslado fue casi impulsivo. “Nunca había venido a los Estados Unidos. Y el año pasado, de un día para otro, decidí venir con mi mamá. En principio le dije que me quería quedar un mes. Y a la semana cambié el pasaje”, comenzó contando la joven.
“Ella se impactó porque me vine con una valijita de mano, con un par de zapatillas, dos bombachas y cuatro remeras, como para unas vacaciones con mi familia. Así que me quedé con absolutamente nada. Minimalista”, explicó en una entrevista con La Nación.
Desde su llegada, Maia se sumergió en el mundo artístico de Miami, encontrando trabajo casi inmediatamente y participando en numerosas actividades que le permitieron no solo mantener su ocupación, sino también integrarse y establecerse en su nuevo entorno. “Aterricé en Miami y conseguí trabajo el primer día que llegué”, compartió Maia, quien trabajó en diferentes eventos y con diversas compañías.
El cambio de identidad de la hija de Pablo Alarcón y Claribel Medina
La elección de cambiar su nombre a Maia surge de un deseo de adaptarse mejor a la cultura local y de simplificar su vida en un entorno donde su nombre original, Agostina, a menudo resultaba difícil de pronunciar para los americanos.
“¡Hasta el nombre me cambió! A los americanos les costaba pronunciar ‘Agostina’ y decidí cambiármelo. ¡Ahora me llamo Maia!”, confesó. Además, optó por utilizar el apellido de soltera de su padre, Marabotto, lo que añade una capa de complejidad y significancia personal a su identidad renovada.
Este cambio de vida no fue solo un ajuste en su nombre y entorno, sino una completa transformación personal y profesional. Maia encontró en esta experiencia no solo un desafío, sino también una realización de sueños y aspiraciones.
“Pero mi conclusión es que el sueño americano sí existe. En seis meses desde que estoy acá y ya me compré un auto, ahora estoy proyectando mudarme sola. También hubo una transición de cambios de trabajo. Ahora estoy en un lugar que me gusta, aprendiendo un oficio, está bueno”, reflexionó Maia sobre su nueva vida en Estados Unidos.