Melina Petriella: "Después de estar peleada con la actuación, hoy me siento realizada"

A los 41 años protagoniza, junto a Alejandro Awada, El pequeño poni.

Melina Petriella
Melina Petriella

Javier Firpo
jfirpo@larazon.com.ar

Sabe lo que no quiere. Lo tiene clarísimo. Cuando todavía no había cumplido los 40, Melina Petriella recordó una frase de su papá más que significativa para lo que vendría después: "Elegir es también decir que no". Y decir que no, en este caso, era rechazar esos papeles televisivos que aportaban tranquilidad económica pero insatisfacción interior.

¿De qué serviría invertir todo lo ganado en un psicólogo, en yoga o alguna otra terapia alternativa? Sonríe Melina hoy, protagonista de "El pequeño poni", estupenda pieza dirigida por Nelson Valente, que se exhibe en El Picadero y en la que comparte escenario, mano a mano, con Alejandro Awada. "Me produjo alivio y tranquilidad tener la libertad de elegir. Yo ya no quería hacer más de la rubia linda de ojos claros novia de, hija de... Entonces me corrí. Estaba peleada con el oficio".

Claro, correrse se tradujo en que muchos le perdieran el rastro, aunque estuviera en piezas como “El tenor” o tres años intensos en “Toc Toc”. “Mucha gente a la salida del teatro me dice: ‘¡Volviste, por fin!

¿Qué había pasado? ¿Estabas retirada? Porque en tele no te vemos.

Es duro para una actriz no existir y la televisión te da existencia, visibilidad, vidriera, pero yo opté por abrirme y esperar”, explica la actriz, con mucha certeza y “sesiones” encima.

¿Estás conforme con tu decisión?

Sí, porque esta actualidad tiene que ver con quien soy hoy, una mujer de 41 años, que hace una obra de teatro con la que siempre soñó. Si bien el tema del bullying me deja emocional y físicamente agotada, es una pieza acorde a la actriz que quiero ser. Y tener a Alejandro Awada al lado mío, todo para mí, es una gloria.

Aunque también reconozco que estaba aterrada.

¿Por qué?

Porque no sabía si estaba en condiciones de interpretar a una madre y esposa como Irene, con la que yo, Melina, no tengo nada que ver, pero profesionalmente me exigía un montón y me proponía un salto tremendo.

Verás que no soy una persona con un ego demasiado alto.

¿Dudabas de tus condiciones?

Yo vengo de otro palo, más de comedia si se quiere, y “El pequeño poni” no se parece a nada de lo que yo estaba acostumbrada. Entonces te asaltan las dudas, las vacilaciones y al ser una obra sólo con dos actores pensaba: “¿Y si me sale mal? ¡Qué cagadón!”.

En la pieza, Petriella logra el papel más sólido y conmovedor de su carrera. Interpreta a una madre fría y calculadora, que no sabe cómo contrarrerstar el acoso físico y psicológico que agobia a su hijo. “Es una mujer que me lleva por sentimientos complejos y contradicciones en las que está en juego la salud de su hijo. Creo que ni yo sabía que podía encarnar a un personaje así, pero como decía antes, estoy más grande y por suerte pude dejar de hacer roles infantiles o adolescentes, esos que me obligaban por el ‘physique du rol’ que siempre tuve”, expresa quien se formó con Alejandra Boero.

¿Advierte una actor o actriz cuando está al frente de un trabajo distinguido, de calidad?

En lo particular, siento que hay un salto de calidad teniendo en cuenta lo que yo venía haciendo. Incluso lo advierto en las devoluciones de la gente, que se sorprende al verme en este tipo de roles. Es que me siento más mujer y ya no quería seguir haciendo a Lili (el personaje que hizo durante tres años en ‘Toc Toc’) a esta altura de mi vida. Por eso la satisfacción al encontrarme con un trabajo de esta magnitud y dramatismo.

Cumplir años, envejecer y, además, estar peleada con mi oficio sería como demasiado -ríe con ganas-.

¿Qué es lo que más te costó entender de Irene, tu personaje?

Aún me cuesta entenderla, porque Irene es una madre condescendiente, que no acepta que su hijo sea distinto.

Entonces se me hizo difícil quererla y justificarla. Me parece que es una mujer cerrada, con pocas herramientas para enfrentar semejante situación.

Vos no sos madre. ¿Pensás que es una ventaja o desventaja a la hora de encarnar a Irene?

No lo tengo muy claro. Por un lado, a veces creo que no haber tenido hijos pudo haber colaborado para aceptar algunas actitudes de Irene. Y otras pienso que, de haber sido mamá, me hubiera costado mucho más aceptarla y me sentiría más cerca de Jaime (Awada), que si por él fuera iría a poner una bomba a la escuela de su hijo. De todas maneras, soy actriz y puedo recrear el imaginario.

Elegiste no ser madre. Queda claro. ¿Cuánto te costó esa decisión?

No me costó mucho. Siempre lo percibí. Creo que nunca tuve el deseo de ser madre... Y hoy lo ratifico, porque si lo tuviera calculo que atravesaría por todos los tratamientos posibles. Pero la verdad es que eso no sucede.

¿Padeciste alguna consecuencia a tu alrededor?

Lamenté no haberme dado cuenta antes porque, a veces, los mandatos de la sociedad te llevan a pensar que estás equivocada. Ahora que me casé con Sebastián (Blutrach), no faltan los que te comen el bocho y te dicen: “¿Para cuándo el bebé?”. No, ningún bebé, no quiero saber nada.

Tampoco quiero perros, ni gatos, ya los tuve. Por suerte Sebastián es un padre realizado (tiene dos hijos de una relación anterior).

Muchos actores han repudiado este gobierno. ¿Cómo es tu situación?

No apoyo a este gobierno bajo ningún punto de vista. Cambiemos le hace bullying a la clase trabajadora. Estamos pasando por un momento muy difícil como país y siento que las políticas neoliberales de este gobierno atentan contra la democracia. Somos un pueblo dolido, cansado y empobrecido. Hemos retrocedido en todo.