El miércoles 13 de octubre, la Secretraría de Comercio Interior de la Nación, los empresarios productores de alimentos y los supermercadistas consensuaron congelar 1.247 productos como alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene personal por 90 días, es decir, hasta el 7 de enero de 2022.
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El día después se conocieron los 1.247 productos en una lista que generó polémica porque dentro de los mismos se incluían diversas marcas de champagne, cremas anti age y whiskys.
La decisión fue tomada por el Gobierno en un marco de desesperación debido a una inflación que no puede controlar. De hecho, este jueves el INDEC informó que en septiembre, el índice de precios fue del 3,5% mensual. Y en octubre no se auguran resultados alentadores. De hecho, Roberto Feletti admitió que vio que en octubre el pronostico “tampoco es bueno” y que por esta razón decidió “retrotraer” los precios al 1ro de octubre.
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Sin embargo, los acuerdos de precios no dan resultados eficientes ya que más que solucionar los problemas, los empeora porque en muchos comercios se genera un desabastecimiento de productos y asimismo muchos comerciantes eligen guardar su mercadería. Entonces, ¿Es bueno o malo congelar los precios? ¿Qué pasará después el 8 de enero?.
En diálogo con Vía País, el economista Martín Kalos afirma que tomar estas medidas es algo a “corto plazo y de alcance limitado”. “Es una forma de intentar paliar el efecto del gran problema que es la caída de los salarios en términos reales”, dice Kalos. Y agrega que con esta medida, el Gobierno “trata de intentar que los demás precios, por un par de meses, no suban, dado que los salarios en los últimos cinco años han perdido entre un 25 y 30 porciento de su poder de compra contra la inflación; los salarios hoy compran un cuarto o casi un tercio menos que hace cinco o seis años”.
“De alguna manera, son parches que se ponen a una situación crítica como vive la economía argentina y el alcance es limitado porque es para esos productos y hay que ver si se cumplen. Si para las empresas deja de ser negocio, lo que genera es desabastecimiento, aunque esto siendo algo de corto plazo no debería llegar a ese nivel”, señala Kalos.
Sobre qué pasará luego del 7 de enero de 2022, en primer lugar, Kalos le cuenta a Vía País que el congelamiento por tres meses “no debería ser problemático para las empresas, en la medida que esos precios hoy les rindan una ganancia”. Pero que luego del séptimo día de enero “van a actualizarlos”.
“Lo que estás haciendo es postergando un poco el salto de los precios, postergando un poco el salto de la inflación, con lo cual en algún punto todo se termina reduciendo a que no hay una respuesta todavía estructural a este problema, que no es la inflación en sí sino la estructura productiva y laboral argentina”, concluye el director de EPyCA consultores.
Por otro lado, el economista y docente Fabián Medina afirma que el congelamiento de precios solo “no sirve”. “Sirve únicamente si es una medida para realizar otras cuestiones de fondo que permitan, al finalizar (el congelamiento) estabilizar la situación”, le cuenta a Vía País.
“(El Gobierno tiene que) establecer formas de trabajo desde el 8 de enero del 2022 en adelante, sino le volverá más fuerte”, explica Medina sobre qué ocurrirá tras los 90 días del congelamiento. Y añade que “los gobernadores e intendentes tienen que sacar a controlar a sus inspectores y colaborar con la Secretaria nacional”.
Por último, Fabián Medina dice que la inflación se resuelve con temas de fondo y apunta a desdolarizar servicios públicos y combustibles para “sanear la economía”. “Tenés que tener un plan de corto plazo, como es el congelamiento, y otro a mediano/largo plazo como es la desdolarización de la economía”, concluye Medina.