Cuentan los mayores que los cardones que pueblan los valles tucumanos –especialmente los de Amaicha– son en realidad indios convertidos en plantas que vigilan atentos los cerros. Enclavado en el manto infinito de los Valles Calchaquíes, y a 165 km de San Miguel de Tucumán, el pueblo de Amaicha del Valle despliega su belleza y su valiosa cultura con el orgullo de ser una comunidad indígena autónoma, cuyo gobierno comunal está presidido por una asamblea, un consejo de ancianos y un cacique, desde que los españoles se vieron obligados a pactar con los amaichas (una de las etnias que formaron parte de la nación diaguita), y les otorgaron en 1716 una cédula real que acreditaba que eran dueños de las tierras que habitaban de manera ancestral.
En este pueblo donde las tradiciones gozan de buena salud, se celebra una de las fiestas de la Pachamama más trascendentes del noroeste del país. Si estamos por la zona, aprovechemos para visitar las Ruinas de Quilmes, la villa turística de El Mollar y el Museo de la Pachamama. ¿Otra perlita que no nos podemos perder? Sin duda, el Observatorio Astronómico de Ampimpa -hay dormis y camping-, donde podremos espiar de la mano de astrónomos el infinito universo estrellado que asoma sobre nuestras cabezas.
Universo tucumano
Observatorio de Ampimpa
Además de su cultura y sus paisajes, Amaicha cuenta con otro tesoro cercano: el Observatorio Astronómico Ampimpa, a 2560 msnm. Enfrentando a las sierras de Quilmes, Ampimpa es una suerte de balcón natural al valle de Santa María. La región, que es semidesértica, atraviesa veranos templados e inviernos secos, y tiene un promedio de apenas cinco días de lluvia al año. Su cielo diáfano no conoce de poluciones ambientales ni contaminación lumínica, por lo que son posibles observaciones increíbles. Aunque falta un tiempo, allí ya están organizando las actividades para contemplar el gran eclipse solar del 2 de julio próximo. Hay dormis y camping. www.astrotuc.com.ar
Canto a la Madre Tierra
Museo de la Pachamama
El Museo Pachamama es una obra del artista plástico Héctor Cruz, que fue creada en 1996 sobre la Ruta Provincial 307, en el acceso a Amaicha. En sus 10 mil m2 de superficie, se pueden visitar interesantes salones de Geología, Antropología y Ciencias Naturales. Cuenta, además, con una sala de exposición de pinturas, esculturas y tapices (propios) con motivos religiosos, culturales y sociales de las diferentes tribus que habitaron el Valle Calchaquí. En los patios, terrazas, pisos y paredes del museo pueden apreciarse simbologías mitológicas y grandes esculturas de dioses milenarios, realizadas en cuarzo de diversos colores. En temporada alta funciona de 8.30 a 19. ¿Dónde? Km 118 de la Ruta Provincial 307. Tel.: (03892) 421004.
Ruinas de Quilmes
Ubicadas sobre los Valles Calchaquíes, las ruinas de Quilmes fueron uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la Argentina, y hoy sabemos que la tribu calchaquí las habitó aproximadamente desde el 800 d.C. hasta el 1666, cuando sucumbió a la violencia española. Muchos indígenas que sobrevivieron fueron juzgados por los conquistadores y conducidos hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, alojados como prisioneros en la cercanía de la localidad de Quilmes, a la que dieron su nombre.
Al pie del cerro se encuentra el museo local, donde se atesora todo lo hallado hasta ahora de esta valiosa y antigua civilización: hay flechas, cerámica utilizada para la cocina, jarrones y otros utensilios que empleaba de manera cotidiana su pueblo.
El Mollar
Esta encantadora villa turística –una de las más visitadas de Tucumán– se encuentra a sólo 100 km de la capital provincial, y poco antes de llegar a Tafí del Valle. Su ubicación privilegiada, a los pies del cerro Ñuñorco y del dique La Angostura, la convierten en un sitio soñado para descansar, pasear, practicar deportes náuticos y también para la pesca de pejerrey, perca y trucha. www.tucumanturismo.gob.ar