La peste negra fue una de las enfermedades más temida en el mundo, que se cobró millones de muertes en la antigüedad que producía ganglios inflamados y adoloridos, piel ennegrecida y otros dolorosos síntomas.
En la Europa del siglo XVII, los médicos que atendían a las víctimas de peste se cubrían de pies a cabeza con un traje y llevaban una máscara con un largo pico como de pájaro. La razón de estas aparatosas máscaras era la creencia errónea de la naturaleza de la enfermedad.
El traje completo constaba de abrigo cubierto de cera perfumada, pantalones de montar dentro de las botas, camisa fajada, sombrero y guantes de cuero de cabra. En la cabeza usaban una máscara con nariz "de medio pie de largo con forma de pico, llena de perfume con solo dos hoyos, uno a cada lado cerca del las fosas nasales, pero es suficiente para respirar y transportar, con el aire que uno respira, el aroma de las [hierbas] retacadas a lo largo del pico".
Estas vestimentas fueron luego el símbolo de la Comedia del arte y los carnavales y aún hoy es un disfraz popular sobre todo en Italia. Pero su uso en medicina solo fue un intento para proteger y cuidar a los médicos del miasma.
En esas épocas se creía que los perfumes eran capaces de fumigar las zonas azotadas por la peste y proteger a quienes los respiraban. Por eso los médicos llenaban las máscaras con un preparado con más de 55 yerbas y componentes tan exóticos como polvo de carne de víbora, canela, mirra y miel.
Y se pensaba que la forma en pico de la máscara le daría al aire tiempo suficiente para embeberse de las yerbas protectoras antes de alcanzar las fosas nasales y pulmones de los médicos de la peste.
La realidad es que la peste es causada por la Yersinia pestis bacteria que puede transmitirse de animales a humanos y a través de la picadura de las pulgas, el contacto con fluidos o tejidos contaminados e inhalación de gotículas de los estornudos o tos de personas con peste neumónica. Pero lamentablemente, su vestimenta no proveía protección real contra la enfermedad.