¿Qué podemos hacer frente a la alta miopía?

En las grandes ciudades debido a la digitalización de las relaciones y la comunicación mediante pantallas esta condición va en aumento y llega a gran parte de la población.

¿Qué podemos hacer frente a la alta miopía?
Salud, Rumbos

La miopía es un defecto de refracción, debido al cual las imágenes se enfocan por delante de la retina y no sobre ella, dificultándonos la visión de lejos. Una persona que padece miopía ve claramente los objetos cercanos, pero percibe de forma borrosa los que se encuentran a distancia. Esta condición también puede provocar dolores de cabeza, estrabismo, incomodidad visual e irritación del ojo.

Se produce porque el globo ocular es demasiado alargado o la córnea más curva de lo normal. La miopía puede afectar tanto a niños como a adultos. Es frecuente que se la diagnostique en la infancia entre los 8 y 12 años, y generalmente empeora durante la adolescencia. Luego, entre los 20 y 40 años, es menos usual que progrese. Las personas con antecedentes familiares son más propensas a padecerla.

La miopía se corrige con lentes divergentes o negativas, sea en forma de anteojos o de contacto. También, y de manera definitiva, mediante una cirugía refractiva que corrige la cornea tallándola con láser; o mediante la implantación de lentes de contacto intraoculares fáquicas, que se ubican detrás del iris y delante del cristalino. Estas últimas, además, se emplean para mejorar miopías altas.

Las lentes intraoculares fáquicas están indicadas en pacientes de entre 21 y 55 años con alta miopía (cuando se superan las 8 dioptrías) y astigmatismo, y en quienes está contraindicada la cirugía láser en la superficie corneal. La recuperación visual es inmediata. El procedimiento es reversible, ya que se pueden extraer. Habitualmente se utilizan para corregir miopías, astigmatismos y casos de presbicia asociada a ellos. Se denominan así porque no se quita el cristalino, mientras que las lentes que sí lo reemplazan en una cirugía de cataratas se llaman pseudofáquicas.

Cuando la intervención es en personas de más de 40 años, se emplean lentes multifocales que, además, revierten la presbicia. Son trifocales y mejoran la visión de cerca, de media distancia y de lejos. Por supuesto, no son aptas para todos, sino para aquellos que cuenten con una córnea saludable, no padezcan glaucoma ni antecedentes de desprendimiento de retina. Tampoco se recomiendan en pacientes diabéticos. Por ahora son las únicas que existen en el mercado a nivel mundial.

La alta miopía dispara otras patologías oculares, principalmente problemas de retina y también glaucoma. El estrabismo y la ambliopía suelen darse en la infancia, cuando existe mucha diferencia de aumento entre un ojo y otro. Si bien la alta miopía está principalmente influenciada por la carga genética del paciente, hay evidencias científicas de que el medio también afecta su desarrollo: lugares cerrados, el uso principal de la visión de cerca (pantallas) y la baja exposición a la luz solar son factores favorecedores de la progresión de la miopía.

En ciertas poblaciones orientales, la incidencia de la miopía alcanza al 80 % de la población. Hay una tendencia mundial a su incremento, sobre todo, en ciudades modernas en donde hay un 100 % de digitalización de las relaciones y la comunicación mediante pantallas.

Si bien la alta miopía no es tan frecuente, es relevante porque la padecen personas que, generalmente, tienen mala calidad de visión con anteojos, bien por su grosor o porque no toleran las lentes de contacto.