Después de más de 20 años sin brotes confirmados, la fiebre tifoidea reapareció en Argentina. En abril de 2025, al menos 10 personas fueron atendidas en hospitales porteños tras presentar síntomas compatibles con esta infección grave, y un caso terminó en fallecimiento. La enfermedad volvió a poner en alerta a las autoridades sanitarias y, sobre todo, a los vecinos del conurbano bonaerense.
Pero ¿cómo se contagia exactamente esta enfermedad olvidada? ¿Puede cualquier persona contraerla sin saberlo? En Vía País te explicamos lo que deberías saber sobre la fiebre tifoidea.

El origen del contagio: una bacteria silenciosa
La fiebre tifoidea es causada por una bacteria llamada Salmonella Typhi. Esta bacteria vive exclusivamente en los seres humanos y se transmite, principalmente, por la vía fecal-oral. Es decir: cuando una persona ingiere agua o alimentos contaminados con materia fecal de una persona infectada, puede enfermarse.
No se necesita una gran exposición: una mínima cantidad de la bacteria puede provocar la infección. Y lo más alarmante es que una persona puede contagiar a otras incluso si ya no presenta síntomas, pero continúa eliminando la bacteria a través de las heces.
Las formas más comunes de contagio
- Agua contaminada:Es la principal vía de infección. Si el agua que se consume no fue tratada adecuadamente, o si proviene de pozos contaminados, puede ser un vehículo perfecto para la bacteria. En el brote actual en Ciudadela, se investiga si el uso de un tanque alimentado con agua de pozo contaminada fue la fuente del contagio.
- Alimentos mal manipulados:Verduras, frutas o comidas preparadas con agua no segura, o que fueron manipuladas por personas infectadas sin las condiciones de higiene adecuadas, pueden convertirse en un riesgo.
- Contacto directo con una persona infectada:Aunque es menos frecuente, también se puede contraer la enfermedad si una persona entra en contacto con objetos, utensilios o superficies contaminadas por heces infectadas, y luego se lleva las manos a la boca sin lavarse correctamente.
- Portadores crónicos:Algunas personas que superan la fiebre tifoidea siguen eliminando la bacteria por meses o incluso años, sin saberlo. Esas personas pueden ser una fuente constante de contagio si manipulan alimentos o no mantienen una higiene rigurosa.
¿Qué aumenta el riesgo de contagio?
- Cortes de agua prolongados, que obligan a usar fuentes alternativas inseguras.
- Falta de saneamiento en los edificios o barrios.
- Malas prácticas de higiene, como no lavarse las manos después de ir al baño o antes de cocinar.
- Consumo de comida callejera o de dudosa procedencia, sin controles sanitarios adecuados.
¿Qué se puede hacer para prevenirla?
- Consumir siempre agua potable. Si se duda de su calidad, hervirla al menos 2-3 minutos o desinfectarla con lavandina apta.
- Lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, especialmente después de ir al baño o antes de manipular alimentos.
- Cocinar bien los alimentos y lavar cuidadosamente frutas y verduras con agua segura.
- Evitar el consumo de hielo, jugos o alimentos preparados con agua que no sea confiable.
¿Un riesgo solo en zonas vulnerables?
No. Aunque suele relacionarse con condiciones de saneamiento precarias, lo cierto es que la fiebre tifoidea puede afectar a cualquier persona expuesta a una fuente de contagio. De hecho, el brote actual en Buenos Aires involucra a edificios de clase media del conurbano, donde un simple corte de agua bastó para desatar la crisis.