La noticia de la separación entre Enzo Fernández y Valentina Cervantes cayó por sorpresas a todos. La pareja decidió poner fin a su relación después de seis años juntos y dos hijos en común: Olivia y Benjamín. Según contaron en LAM, la decisión de tomar distancia fue del futbolista del Chelsea y la Selección Argentina, por lo que la influencer volvería a vivir en Argentina.
“Hoy hablé con Valentina. Me dijo que quería darnos a nosotros su testimonio. Hace 10 días Enzo le dijo que se quería separar. Para ella fue un baldazo de agua fría. Él la dejó. Todos pensaban que la separación venía del lado de ella. Él tuvo una vida muy acelerada. Le comentó que tiene ganas de hacer su vida solo, no a nivel familia, pero tiene ganas de vivir esa etapa que salteó por apostar a la familia”, expresó la periodista en LAM.
Tras estallar el escándalo en redes sociales comenzaron a lanzar teorías y comentarios sobre la expareja y los motivos de la separación. A pesar de todo, Valentina habló en primera persona y confirmó el fin de su relación con el padre de sus hijos.
“Con Enzo hoy decidimos tomar distancia uno del otro, pero siempre vamos a ser familia y nos vamos a apoyar en todo porque hay dos niños en el medio que necesitan mucho de nuestro amor. Yo sé la persona y el excelente ser humano que es Enzo, y el corazón que tiene. Y con eso me basta. No quieran crear guerras donde no las hay”, escribió en una publicación la influencer.
La teoría que confirma porque se separaron Enzo Fernández y Valentina Cervantes
En las redes sociales se especula sobre le motivo de la separación de la pareja. Y uno de los detalles que más llama la atención es el tatuaje que comparten ambos, lo que suele ser una especie de “maldición” en muchas parejas.
Enzo tiene tatuado el nombre “Valentina” en una de sus manos. Mientras que ella se tatuó en uno de los brazos “E. Fernández” y el número “13″ por la camiseta de River que llevó en su momento el futbolista.
“La maldición del tatuaje se cargó otra pareja”, escribió la cuenta @lomaspopucom en referencia a la costumbre que adoptan muchas parejas de tatuarse y después terminan su relación.