Becky Page, de 25 años, se limpió con la remera una gota de limpiahorno Oven Brite que le había caído en el brazo y continuó con el aseo de la cocina. Esa misma noche, notó que se le había formado una roncha, pero no le dio importancia.
Lamentablemente, esta mujer oriunda de Minsterley, en el oeste de Inglaterra, no se imaginaba que iba a terminar en el hospital. En menos de una semana, necesitó una cirugía porque el producto quemó su piel, nervios y carne.
"Tuve muy mala suerte. Primero porque no me picaba y segundo porque me quemó el brazo durante cinco días", explicó la joven al sitio Daily Mirror. Page jamás se dio cuenta del peligro que corría porque no sentía ningún tipo de dolor en el brazo.
"Me había estado quemando el brazo toda la semana, que es por lo que se puso negro. Me había atravesado toda la piel y mató las terminaciones nerviosas de tal manera que no sentía nada", detalló.
Recién cuando vio cómo el brazo se le puso negro se dio cuenta de que algo no andaba bien y fue a la guardia a hacerse ver.
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Page ingresó al Royal Shrewsbury Hospital, donde descubrieron que el químico seguía activo por lo que tuvieron que ponerle el brazo bajo una canilla abierta durante dos horas.
La joven fue derivada al Hospital Reina Isabel de Birmingham, donde eventualmente le retiraron el tejido muerto y le hicieron un injerto en la piel para reparar la extremidad.
Hoy, con su lastimadura ya cicatrizada, la mujer quiso contar su experiencia para alertar a las personas sobre el peligro de estos productos. "Sólo quiero generar conciencia en la gente sobre los peligros de no seguir las instrucciones al pie de la letra", aseguró Page.