Cada vez que pensamos en Bariloche imaginamos, por asociación casi inmediata, la postal de un cerro nevado reflejado en un lago tan claro que sorprende. Pero esta ciudad patagónica tiene otro paisaje, muy diferente pero igual de sorprendente, en verano. Rutas y caminos enmarcados en el amarillo de las retamas, cascadas bellísimas y ríos de vertiente, y montes de pinos verdes tan juntos y parejos que parecen pintados. Y, por supuesto, el azul de sus lagos que brilla como un espejo bajo el sol. Los típicos deportes de invierno como el sky y el snowboard quedan suspendidos por un rato para darle lugar a otras actividades en total sintonía con la naturaleza.
Cabalgatas
Paseos, asados y mucho más
Las montañas enmarcadas en verde es el paisaje que predomina en Bariloche durante la temporada de verano. Cabalgar entre pinos y animales de la estepa patagónica es una de las excursiones recomendadas si visitás Bariloche durante esta época. En la transición del bosque y la estepa –y a apenas 15 km del Centro Cívico de la ciudad–, podés pasar un día lleno de naturaleza en la estancia de la familia Haneck, descendientes de los primeros pobladores de la zona. Allí se ofrecen cabalgatas de medio día o día completo, que terminan con un gran asado familiar, entre historias y delicias bien patagónicas.
Aguas serenas
Navegación, caminata y aventura
Partiendo desde Bahía López, a 28 km de la ciudad de Bariloche, se puede disfrutar de la navegación por el Brazo Tristeza, un profundo fiordo glaciario del lago Nahuel Huapi, rodeado de abruptas montañas y cascadas. Al terminar la navegación y llegar al final del brazo, se desembarca para realizar una caminata hasta la cascada del Arroyo Frey, en el corazón de la selva valdiviana, un lugar idílico y de naturaleza imponente. El plus de esta excursión es que se realiza de manera semipersonalizada, con grupos que no superan las siete personas, y culmina con una deliciosa picada con productos patagónicos a bordo. ¡Todo para disfrutar!
Delicias patagónicas
Con sabores ahumados
Ahumados, pescados y, por supuesto, cerveza artesanal son solo algunas de las delicias que podemos degustar en un Bariloche veraniego. Los sabores imperdibles de la zona van desde platos con trucha y cordero hasta pulpo, salmón rosado, langostinos, carnes rojas y aves. Muchas de estas exquisiteces se pueden encontrar en Quiven, un restaurante frente al lago atendido por su propio dueño, el reconocido chef Pablo Quiven. La propuesta de este restó es un menú por pasos donde se destacan platos como el scon de queso con tartar de trucha y helado de salmón hasta el dulce marquisse de chocolate con helado de lavanda.
Dormir en un cuento
Pasar algunas noches en el Hotel Llao Llao es un gusto que todos deberíamos darnos alguna vez. Este histórico hotel 5 estrellas en Bariloche tiene 204 habitaciones, todas con vista a las espectaculares 15 hectáreas de jardines del hotel y al lago Nahuel Huapi o al lago Moreno. Enmarcado en los cerros Tronador y López, el hotel cuenta con cuatro restaurantes de comida internacional de primer nivel y un hermoso sector de té para disfrutar de una merienda repleta de delicias de repostería, tanto para huéspedes como para turistas que no estén alojados en el hotel.