En 2017, un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge identificaron la fecha de lo que podría ser uno de los eclipses solar más antiguo registrado: 30 de octubre de 1207 a.C. Un evento que permitiría precisar la cronología de reinados faraónicos como el de Ramsés el Grande y el de su hijo Merneptah. Los científicos ubicaron en el tiempo las fechas de los faraones egipcios gracias a las menciones en la Biblia y en un texto egipcio antiguo.
Sin embargo, los primeros eclipses con registros escritos datan de varios años antes de este eclipse, ya que en 3.700 a.C. en Mesopotamia ya existían registros que se encuentran plasmados en tablillas de arcilla. Allí, luego de varios siglos de acopio de datos se identificó una periodicidad en el fenómeno eclipse. Ese ciclo se llama Saros y corresponde a 18 años y 11 días.
Los habitantes de lo que se conoce en la actualidad como Medio Oriente no eran los únicos que llevaban las cuentas de cuando la Luna cubre completamente al Sol. Quienes también lo hacían eran los chinos.
Historias en tres ciudades
El primer eclipse solar registrado que ha podido ser verificado aparece en una inscripción que data del año 2.137 a.C. y es parte de una de las historias más famosas de la antigua China y los eclipses, que cuenta el infortunio de dos desdichados astrónomos de la corte, Hi y Ho, quienes sabían que se acercaba un eclipse. Desafortunadamente, el día del eclipse (22 de octubre de 2137 a. C.), Hi y Ho estaban tomando bebidas espirituosas fuertes, y el eclipse se produjo mientras estaban demasiado borrachos para realizar los ritos habituales en estos eventos, que consistían en tocar tambores y disparar flechas al sol para aleja al dragón malvado que lo devora. Hi y Ho, como resultado, perdieron la cabeza.
Otra de las fantásticas historias relacionadas con los eclipses, y tal vez la que personalmente me atrapa más, es la relacionada con el evento del 16 de abril de 1178 a.C.3 en la cual Homero, a través de las decisiones de Ulises, pone de manifiesto el juego del poder en La Odisea. Fueron Constantino Baikuzis (del Observatorio de La Plata) y Marcelo Magnasco (Rockefeller University) quienes propusieron en 2008 la relación del este evento real, con la historia narrada en el día en que Ulises, tras sus 10 años de viaje de regreso desde Troya a Ítaca, aprovecha el momento del eclipse para deshacerse de los pretendientes de Penélope en una escena sangrienta, pero a la vez teñida por el extraño crepúsculo que brinda un eclipse total de Sol, toda una metáfora.
Por su parte, un científico al que todos conocemos porque su teorema sigue enseñándose en la escuela, Tales de Mileto, predijo un eclipse que detuvo el enfrentamiento entre dos pueblos, un 28 de mayo del año 585 a.C. Durante ese lejano año, medos y lidios combatían por el control de Anatolia. Ambos ejércitos se enfrentaban en batalla cuando a plena luz del día, de repente cayó sobre ellos la oscuridad de la noche. Este fenómeno fue percibido como una advertencia divina, por lo que los líderes de ambos frentes se reunieron con la finalidad de firmar la paz. El tratado fue sellado con la entrega en matrimonio de Argenis, hija de Alicates (rey asirio), a Estiajes, hijo de Cuásares, que más tarde sería el último rey medo.
Un fenómeno memorable
En cada ubicación sobre el planeta, la oportunidad de ver un eclipse total de Sol ocurre una vez cada 360 años, pero en distintas partes del planeta, ocurren al menos dos por año.
Determinar el lugar en donde será visible un eclipse total de Sol (por ejemplo las provincias de Neuquén y Río Negro), la hora exacta en que la Luna cubrirá por completo el Sol (las 13:08 en Neuquén), su duración (2 minutos) la franja de unos 90 km de ancho donde el eclipse será total, son consecuencias de milenios de estudios de estos fenómenos. Todos estos datos se relacionan con el evento que tendrá lugar el 14 de diciembre de 2020.
Uno de los eclipses más memorables del siglo, que se verán en Argentina, será sin lugar a dudas el del 14 de diciembre de 2020, visible en todo el territorio, con distinto grado de cobertura del Sol y para el cual lo más importante es estar preparado en la casa.
Cada uno, en su patio, su vereda, su terraza, con su familia, algunos amigos, algunos vecinos, guardando la distancia, con cámaras oscuras, anteojos certificados, por proyección.
En un año en que hemos vivido en peligro... el eclipse ya no nos permitirá concluir una guerra o terminar con los desastres desatados en Ítaca, y mucho menos significaran la muerte de los astrónomos... Seguramente nos sentiremos un poco tristes por no poder verlo en directo, no poder compartir un clásico de los clásicos de la astronomía a simple vista, pero sin lugar a dudas será inolvidable.
Aprovechemos este evento para sentirnos más cerca de la naturaleza, para disfrutar del poder de la matemática y las leyes que nos permiten predecirlo y hacer de este mundo un lugar para el descubrimiento, inclusive el de nuestro propio comportamiento como observadores de siglo XXI en casa, transformándonos cada uno de nosotros en difusores, comentaristas, astro fotógrafos, youtubers, en síntesis, ciudadanos científicos.
El próximo eclipse total de Sol visible en Argentina será en 2048, ¿alguien quiere perderse el de 2020?
*Por Beatriz García - Doctora en Astronomía. Vicedirectora de ITeDA (CNEA, Conicet, UNSAM).
Este texto fue publicado originalmente por Los Andes. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.