Por DR. GERMÁN BIANCHI *
La salud de nuestros ojos es tan importante como la de cualquier otra parte del cuerpo, pero la mayoría de la gente no se pone las pilas y después paga las consecuencias con agotadores dolores de cabeza o anteojos con un aumento mayor. Con este autotest de diez puntos vas a poder revisar tus rutinas cotidianas, descubrir si realmente cuidás tu visión y si es necesario hacer algún cambio.
1. Chequeo anual: el rito sagrado. Te puede parecer una exageración tocarle el timbre al oftalmólogo cada doce meses, pero lo cierto es que nuestra visión sufre cambios todo el tiempo. Los expertos aconsejan adoptar esta rutina desde la niñez y respetarla a rajatabla después de los 40 años, para descartar patologías como glaucoma, retinopatía o degeneración macular.
2. ¿Tus ojos se irritan seguido? Los ojos rojos y llorosos que pican o arden pueden ser indicio de alergias, pero también de infección si hay dolor o si tenés sensación arenosa, fotofobia o secreciones. Ante la presencia de alguno de estos síntomas, consultá al especialista. Una infección no tratada puede dañar tus ojos y contagiarse a otras personas.
3. Gafas sol... ¡Elemental! los filtros protegen tus ojos de los rayos ultravioleta (UV). Esta radiación puede aumentar la probabilidad de padecer cataratas, degeneración macular o pterigion (crecimiento de tejido sobre la parte blanca del ojo). Es preferible gastar unos pesos de más en eso y elegir buenos anteojos que bloqueen los rayos.
4. Con los deditos no. Frotarte los ojos puede irritarlos, dañar los vasos sanguíneos, perjudicar tejidos como la córnea y provocar lesiones mayores. Si no te aguantás las ganas de tocarlos, acordate de tu mamá: ¡lavate antes las manos!
"Si te pican los ojos, no lo dudes: consultá al especialista. Puede ser una alergia, pero también una infección que te dañe y se contagie a otras personas."
5. Que la pantalla no te coma: largos períodos frente a la compu o el celular pueden cansar la visión y provocar dolores de cabeza. ¿Una estrategia para evitarlo? La regla 20-20-20 es genial: mirá algo que esté a 20 pies (6 metros) de distancia durante 20 segundos y cada 20 minutos. Y parpadeá seguido para mantener la humedad ocular. La pantalla debe estar por debajo de la altura de los ojos para que la lágrima no se evapore tan rápido.
6. Lentes de contacto: limpialas con la solución adecuada (¡nunca con agua o saliva!) y guardarlas en el estuche apropiado (cambialo con frecuencia). Y sacátelas antes de acostarte. Si usás descartables, cambiarlas según la recomendación médica. Remové las lentes siempre que notes enrojecimiento de los ojos, dolor, lagrimeo, aumento de la sensibilidad a la luz, visión borrosa, secreción o hinchazón. No autoprescribas lentes nuevas.
7. Sacate bien el maquillaje: los restos de rímel, delineador o sombra pueden entrar en contacto con los ojos y provocar una infección.
8. Anteojos de seguridad: Mucha gente no los usa por el mismo motivo que no se pone casco para andar en bici: se sienten ridículos o incómodos, etcétera. Pero ambas cosas existen porque te salvan de lesiones graves, ¿ok? Si trabajás en un ambiente o con materiales corrosivos, si practicás ciertos deportes o en diversas actividades recreativas, es fundamental que te pongas gafas de seguridad.
9. La graduación justa: la visión cambia con el tiempo. Asegurate de que la graduación de tus cristales y/o lentes de contacto esté actualizada.
10. ¡Fuera pucho! El tabaco te hace mal en todos los planos y también puede agravar patologías oculares. Fumar incrementa el riesgo de padecer cataratas y degeneración macular relacionada con la edad.
*Médico oftalmólogo, Jefe de Trasplante de Córnea de la Clínica Dr. Nano. Informe especial para Rumbos.