La historia de Chang Wan-ji y Hsu Sho-er, dos octagenarios dueños de una lavandería en Wansho,zona central de Taiwán, no solo es sorprendente sino que ha logrado trascender cualquier tipo de frontera. El éxito que han conseguido en redes sociales ha sido tanto que hasta le mismo New York Times decidió darles un espacio dentro de sus páginas.
Toco comienza como en cualquier lavandería donde muchas personas llevan su ropa sucia para aplicarle vapor, lavarla o limpiarla en seco. Y aunque la mayor parte de la indumentaria regresa a las manos de sus dueños, alguna que otra prenda queda a veces en el olvido sea por descuido o intencionalmente.
Fue ahí cuando a su nieto de 31 años se le ocurrió una manera divertida de dar a conocer el negocio de sus abuelos, especialmente durante la pandemia, cuando el local había bajado sus ventas de una manera considerable: una cuenta en Instagram donde ambos octagenarios modelaran las prendas olvidadas.
Y aunque en un comienzo fue una actividad para subir el ánimo de ambos abuelitos, terminó siendo uno de esos virales que vale la pena replicar: "No tenían nada que hacer", comentó el nieto Reef Chang. "Vi lo aburridos que estaban y quería iluminar sus vidas, no tenía idea de que tantos extranjeros se interesarían en mis abuelos".
Cada prenda cuenta su propia historia y resulta interesante pensar en el trasfondo detrás de quién alguna vez decidió usarla: "No hay ropa de diseñador, solo vintage y de segunda marca. Algunas prendas incluso parecen disfraces. De alguna manera se olvidaron de recuperarlos. Pero es interesante para mis abuelos descubrir las historias detrás de la ropa", aseguró el nieto.
De un matrimonio arreglado a toda una vida juntos
Algo que también ha llamado la atención de los usuarios de occidente es el trasfondo de vida de la pareja. Chang, entonces de 21 años, conoció a Hsu a finales de la década de 1950, cuando su hermana mayor y su tía se le acercaron en Houli, el lugar de origen de la pareja, un distrito semirrural en el norte de la ciudad de Taichung, con el objetivo de llegar a un acuerdo matrimonial. Cuando lo llevaron a casa para conocer a Hsu, no se quedó mucho tiempo, lo cual la consternó.
"Quería que se sentara junto a mí, pero no lo hizo", comentó. En ese entonces las cosas eran más conservadoras. "Él era muy tímido", agregó. Pero no se sintió desanimado en absoluto. "La primera vez que la vi, quedé fascinado", comentó Chang. "Poco después, comenzamos a hablar de matrimonio"
