La historia de Dimas, por Cristina Bajo

No reconoces a Dios ni teniéndolo al lado? ¡Él nada ha hecho; nosotros, en cambio, recibimos un castigo merecido.

La historia de Dimas, por Cristina Bajo
Cristina Bajo

Acercándonos a Semana Santa, pensé en escribir sobre un santo muy especial: fue el primer santo cristiano, el único canonizado en vida y el único canonizado por Jesús, como dice una hoja del Santoral. Me refiero a San Dimas, el "Buen Ladrón", que recordamos el 25 de marzo.

Los católicos conocemos la historia del “buen ladrón” y del “mal ladrón”, malhechores que fueron crucificados uno a cada lado de Jesús, en la cima del Gólgota.

La historia más difundida dice que, mientras la gente se agolpaba para ver la ejecución o por acompañar al que creían el Mesías, uno de estos forajidos cubrió de insultos a Jesús, retándolo a que demostrara ser el hijo de Dios liberándose y liberándolos.

Su compañero, en cambio, le ordenó callar diciéndole: "¿No reconoces a Dios ni aún teniéndolo al lado? ¡Él nada ha hecho; nosotros, en cambio, recibimos el castigo merecido!". Y volviéndose a Jesús, le dijo humildemente: "Acuérdate de mí cuando estés en tu gloria." La respuesta del interpelado no se hizo esperar. Según San Marcos, fue: "En verdad te digo que hoy entrarás conmigo al Paraíso."

Eso es cuanto sabemos históricamente de San Dimas, pero la fe popular ha tejido en su recuerdo otras historias interesantes. Como aquella que dice que, mientras José y María huían de Egipto para salvar al Niño de los soldados romanos, llegaron a una casa donde pidieron refugio, confesando a sus moradores el peligro que corrían. Ellos no lo sabían, pero aquella casa era la casa de Dimas, donde se juntaba con otros bandoleros como él, quienes se negaron a ayudarlos, condenándolos, así, a ser degollados.

En ese momento llegó el joven Dimas, se apiadó de ellos y los ocultó tan bien, que cuando llegaron los soldados, aunque revolvieron todo, no pudieron encontrarlos.

Al otro día, cuando sus padres parten hacia Judea, Dimas tiene un sueño en el cual el Niño le dice que su acto de piedad será recompensando y que entonces él, el Hijo de Dios, será quien lo salve.

Debido a eso, dice esta versión, que a pesar de su mala vida, cuando Dimas oyó hablar del Mesías, creyó que aquél era, en verdad, el Hijo de Dios que le había hablado en sueños. A partir de entonces, se interesó en cuanto predicaba y hacía el muchacho, y creía en él, a pesar de seguir en la mala senda.

¿Por qué Jesús concede la redención a Dimas? ¿Es porque creyó que él era el Hijo de Dios? No, Dimas es salvado porque comprende los males que ha hecho, reniega de ellos y se arrepiente, y reconoce la bondad de Cristo.

En otro texto encontré esta explicación: "El corazón de Dimas debió ser limpio; a pesar de sus delitos, había sabido guardar afecto para sus semejantes y respeto por la vida de los otros." Esa es la primera redención del Buen Ladrón; la segunda es la Fe que pone en el otro crucificado, flagelado, desangrado, que cualquiera hubiera pensado que nada podía hacer por un semejante: Dimas le pide que lo recuerde cuando esté en la gloria de su Destino cumplido.

Los creyentes tenemos por histórico aquel corto diálogo de los tres condenados y disfrutamos del relato de ese Dimas que, aunque muy joven, tuvo piedad de aquellos perseguidos y se jugó la vida para ayudarlos. Es apócrifo, seguramente, pero es de aquellas historias que muestran lo mejor de lo humano, y al terminar el relato, sentimos que, en verdad, la bondad existe a veces en los seres más incomprensibles.

Sugerencias:

1) Leamos de vez en cuando el Evangelio o algún libro de reflexión, aunque no sea católico.

2) Suelen ser de alivio en los tiempos difíciles.