La medicina le atribuye cada vez mayor relevancia a las emociones y a estudiar la Salud Mental. En este sentido, dentro de la Dermatología surgió un nuevo enfoque llamado "psicodermatología", un área que estudia la relación entre el plano mental y la piel.
El pilar de la psicodermatología es el vínculo terapéutico entre el profesional y el paciente para el tratamiento de los factores emocionales asociados con la enfermedad cutánea. Las opciones terapéuticas incluyen los tratamientos farmacológicos, la psicoterapia y el soporte emocional.
Por eso, el objetivo de esta nueva rama medicinal es favorecer el trabajo interdisciplinario, es decir, generar un puente entre diferentes especialidades, con la idea de lograr que tanto el profesional de la salud como el paciente puedan asimilar la concepción dualista de la enfermedad.
Una clasificación de los trastornos que puedan ser tratados de forma dual fue realizada por las especialistas Dra. Estela Malatesta y la Dra. Karina Malvido, vicepresidenta y vocal, respectivamente, de la Academia de Dermatología y Psiquiatría Argentina (Adepsi).
¿Cómo se clasifican los trastornos tratados por la psicodermatología?
El primer grupo se denomina trastornos psicofisiológicos, donde se incluyen las enfermedades de la piel en las que la esfera psíquica está implicada en su patología, entre ellos se encuentran la Alopecia Areata, la Psoriasis y la Dermatitis Seborreica entre otras.
En el segundo grupo, trastornos psiquiátricos primarios, la enfermedad psiquiátrica es la primaria y se manifiesta con síntomas y/o signos cutáneos. El Trastorno de Excoriación y la Tricotilomanía forman parte de de este grupo, siendo el ejemplo típico el Delirio Parasitario.
El tercer grupo se define como trastornos psiquiátricos secundarios donde la enfermedad dermatológica es la desencadenante primaria de una repercusión psicopatológica, fundamentalmente por la alteración de la autoimagen corporal. El ejemplo típico es el acné.