Cuando uno se va de vacaciones, suelen decir que lo importante no es llegar al destino final, sino disfrutar del viaje. Si eso lo trasladamos al sexo, pasa lo mismo: no sólo es importante llegar al orgasmo sino, hacer placentero el mientras tanto. Y de eso se trata el "edging".
"La gente suele referirse al sexo como el acto de penetración y con el único objetivo de llegar al orgasmo. Eso es porque se ve la definición del sexo como algo muy limitante", asegura Stephanie Alys, fundadora y directora ejecutiva de la compañía de juguetes sexuales MysteryVibe.
El edging es una técnica que permite demorar el clímax y que no necesariamente debe practicarse durante una relación sexual con penetración; sino que también puede implementarse en la masturbación, sexo oral o con la utilización de elementos sexuales.
Lo único que lo define es el mantener el nivel de excitación sexual durante un prolongado período de tiempo, llegando hasta el momento del orgasmo, pero sin terminar de provocarlo.
Es decir, que se retrasa conscientemente con el objetivo de que cuando finalmente se tenga, sea más intenso.
La técnica se divide en tres momentos:
- Primero, la estimulación del placer debe llegar casi hasta el momento del orgasmo, o sea, al borde (the edge, en inglés).
- En segundo lugar, se disminuye la estimulación para que la persona no llegue al clímax y prolongar así el momento.
- Como tercer punto, se retoma la excitación del otro para que vuelva a estar “al borde”.
Estos cambios se repiten cuantas veces se desee, hasta que se alcanza el orgasmo, que será más intenso por el aumento de tensión y excitación que se acumula.
La práctica es tanto para hombres como mujeres. En casos de eyaculación precoz, los sexólogos recomiendan utilizar una clase particular de edging: el "stop-start" (parada-arranque), que consiste en detenerse justo antes de llegar al orgasmo, durante 30 segundos antes de seguir, para estirar el clímax. Mientras que, las mujeres, por su parte, cuando sienten que están muy cerca de alcanzarlo, deben cambiar la intensidad o dejar de estimularlas por unos segundos.
"Crear una conexión es algo que las parejas no hacen mucho en la actualidad. Esta es una gran práctica que fomentamos, poder controlar la experiencia y el placer de tu pareja puede crear sesiones emocionantes, conectadas y conscientes", afirma Alys.
Los especialistas aseguran que aquellos que lo utilicen pueden llegar a entrar en un estado eufórico e incluso, alcanzar un cambio de consciencia, debido a que se mantiene un estado de alta excitación por un tiempo prolongado.