Este domingo y como cada 4 de agosto se celebra en la Argentina el Día del Panadero. La fecha reconoce uno de los oficios más antiguos y tradicionales de todos y la labor de quienes los desempeñan con tanto sacrificio y, muchas veces, sin descanso.
Pero, ¿por qué se celebra el 4 de agosto? La fecha fue establecida por decisión del Congreso nacional y coincide con la creación del primer sindicato de panaderos en Buenos Aires, la “Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos”.
La idea de los legisladores fue reconocer así el esfuerzo y la dedicación de los panaderos a la tarea de alimentar a toda una nación.
De dónde viene el oficio
Se trata de uno de los oficios más antiguos del mundo, que atraviesa culturas y civilizaciones diversas. Se dice que los aborígenes australianos fueron los primeros panaderos del mundo, ya que arqueólogos fecharon piedras de moler en Australia con más de 30.000 años.
Sin embargo, otra versión sitúa los inicios de la panadería en el antiguo Egipto, alrededor del año 8000 a.C.
Hoy, los panaderos miran al pasado, pero también al futuro para combinar lo mejor de las recetas históricas con la innovación y la tecnología que les permite ofrecer a sus clientes productos con sabor y calidad.
Cuáles son hoy las tendencias en panadería
Según el estudio Taste Tomorrow que elabora Puratos, compañía de origen belga que provee soluciones para la industria, en base a datos globales, este año viene marcado por tres grandes tendencias en el rubro: el movimiento plant-based, la incorporación de masa madre y el cuidado de la salud gastrointestinal, y la preferencia por lo natural.
Es por ello que la oferta de panes más saludables, con agregado de semillas e integrales, se ven con más frecuencia en los mostradores. Además de la revolución que se vivió, especialmente durante la pandemia, con la adopción de la masa madre que, sin duda, llegó para quedarse.
El desafío para esta industria es darle continuidad a los clásicos, pero también reinventarlos. Por eso, hoy podemos encontrar una pasta frola con dulce de leche, un churro con pasta de avellanas, una dona rellena con fruta o un cheescake de maracuyá. Las variantes alimentarias de los consumidores de hoy se expanden y lo mismo debe suceder con la oferta.