Este 19 de diciembre se cumplieron 25 años del estreno de “Titanic”, mútiple galardonada por el nivel de la producción al momento de replicar la tragedia real del hundimiento del buque homónimo que provocó la muerte de más de 1400 personas. Recordada tanto en el mundo del cine como por los historiadores, una de las mayores curiosidades es cuál fue la última cena en el comedor del Titanic.
En la noche del 14 de abril de 1912 a horas del fatídico final del transatlántico británico, en sus lujosos salones se sirvieron exclusivos menús divididos en categorías. La primera clase pudo disfrutar de los mejores manjares en dos formatos: unos en la fiesta privada que se organizó en el restaurante “à la carte” y otros en el comedor que en los archivos figura como “privé”.
El menú de mayor nivel estuvo a cargo del reconocido chef francés Auguste Escoffier quien confeccionó una comida típica inglesa con influencia de su Francia natal. La cena incluyó un servicio de diez platos con guarniciones y el acompañamiento de una buena variedad de vinos.
La última cena del Titanic
El banquete contó con elegantes preparaciones donde se destacó la presencia del rosbif de lomo de buey. Quienes accedieron a primera clase debieron pagar entre 50.000 y 100.000 dólares al cambio actual para acceder al camarote y todos los servicios de lujo incluídos en el viaje.
El primer plato de aquella fatídica cena del Titanic constó de una entrada con canapés variados, incluidos canapés almirante (con mantequilla y langostinos) y ostras gratinadas al champán. En seguno lugar se sirvió consomé Olga (con oporto y vieiras) y crema de cebada. El tercero llegó con salmón hervido en caldo corto con salsa muselina y pepinos.
Promediando la cena, el cuarto plato fue de solomillos Lili (sobre rodajas de patatas hervidas, con foie de oca, alcachofas y trufa), pollo salteado a la lionesa (con tomate y setas) y calabacines rellenos. El quinto contó con pierna de cordero en salsa de menta, patito asado con salsa de manzana, lomo de buey asado con patatas chateau (torneadas y doradas en mantequilla), guisantes, zanahorias con crema, arroz hervido, patatas nuevas hervidas, patatas parmentier (salteadas en mantequilla con perejil fresco).
El sexto plato fue ponche romaine (sorbete con naranja, limón, ron y merengue). El séptimo, pichón asado con berros; le siguieron espárragos fríos con vinagreta y luego paté de foie-gras y apio. Por último, el postre fue tarta Waldorf (bizcocho glaseado de chocolate con avellanas), melocotones en gelatina de Chartreuse Eclairs (relámpagos) de chocolate y vainilla, y helado francés.