Lo que aquí resulta repugnante al paladar, en otros puntos del globo resulta ser un verdadero manjar y los insectos a modo de snack son solo el comienzo. Repasemos cuáles son las rarezas más apetecibles en distintas ciudades del mundo.
Los insectos. Son la delicia del sudeste asiático. En lugares como Tailandia, los grillos y otro tipo de insectos se consumen a modo de snack, principalmente en las zonas rurales. Suelen venderse en los mercados del casco urbano y siempre son objeto de fotografía para los turistas.
Huevo fermentado. También se lo llama huevo centenario. Es una rareza exquisita de China. El huevo de pato, gallina o codorniz se deja fermentar en una mezcla de arcilla, cal, cenizas, cáscara de arroz, sal y té negro. Pasado el tiempo de fermentación, se lo saca del preparado y está listo para comer. Desde luego que el sabor es intenso y el olor muy fuerte.
Feto de pollo. También se llama huevo ballut y es una delicia muy común de Filipinas. Se trata de un huevo con feto hervido, es decir, un huevo que tenía un pequeño pollo que se estaba formando dentro. Se cocina en el día 18 de desarrollo del pollo.
Patas de rana. Típico de la cocina española aunque se come también en Francia, China, México, Portugal y Grecia. Muchos aseguran que se trata de un plato verdaderamente exquisito al paladar.
Tiburón crudo. El plato es típico de Islandia y se llama Hákarl. Los islandeses sugieren probarlo por primera vez con la nariz tapada. Son trozos de tiburón crudo, el animal tiene que estar entre uno y tres meses enterrado en un hoyo lejos de la civilización hasta curarse y hacerse apto para el consumo humano.
Pescado con soda cáustica. Suena terrible al nombrarlo y no es apto para todos los paladares pero en Noruega suelen comer pescado blanco seco preparado en sosa cáustica. Sí, aunque parezca insólito.
Queso podrido. Típico de la isla de Cerdeña, Italia, y llamado casu marzuse. Este queso, por dentro, está lleno de larvas vivas de mosca que se colocan dentro del queso para intensificar su fermentación. Pueden medir unos ocho milímetros y son de color casi transparente.
¿Te animarías a probar alguno?