La última publicidad de de máquinas afeitadoras Gillette se viralizó en cuestión de horas por un motivo: una marca de productos tradicionalmente masculinos se posicionó fuertemente en contra de los estereotipos sobre lo que significa ser un hombre.
Mucho se dijo sobre el comercial a favor y en contra, pero lo cierto es que estuvo en boca de todos, y muchos se preguntan de quién fue la idea. Su directora es Kim Gehrig, una realizadora australiana que fue elegida para este trabajo tras una convocatoria organizada especialmente por el anunciante (P&G).
La elección de Gehrig para el puesto y la temática no tienen una relación casual, sino que la decisión estuvo vinculada con la iniciativa Free The Bid, un programa lanzado en 2016 que busca que haya más mujeres en la dirección de spots publicitarios.
Gehrig es australiana pero trabaja en Londres e hizo varios comerciales por los que ganó premios en los festivales Cannes Lions, D&AD pencils y British Arrows. Tiene una carrera en ascenso y también realizó videoclips por los cuales obtuvo un UKMVA music video award.
El aviso mantiene el clásico lema de la empresa, "The Best a Man Can Get" (Lo mejor que un hombre puede conseguir), pero lo reversiona de una forma nunca antes vista en la publicidad: el slogan de la marca se convierte en una pregunta irónica mientras se muestran imágenes que representan casos de bullying, acoso sexual y laboral.
Gillete no es la única marca que apostó por los mensajes de alto impacto para lograr relevancia con sus clientes. Un caso reciente es el de la marca de artículos deportivos Nike y su campaña "Dream Crazy", que tiene como protagonista al jugador de fútbol americano Colin Kaepernick.
En ese caso, el jugador había sido expulsado de la NFL (National Football League) después de encabezar las protestas de jugadores contra los abusos policiales. El anuncio invita a "creer en algo incluso si significa sacrificarlo todo", en clara referencia a cómo su actitud de arrodillarse cuando sonaba el himno norteamericano lo dejó afuera de la liga por orden del mismísimo presidente Donald Trump, como recuerda el diario La Nación.
En ambos casos, las publicidades se encontraron con un gran apoyo por parte de cierto público, y el enorme rechazo de otro. En este sentido, las decisiones de directoras como Gehrig son revolucionarias. Mientras que la publicidad siempre intentó convencer multitudes y hacer identificar con una marca a las mayorías; los nuevos comerciales que apuntan a todo lo contrario: dar visibilidad a ideas polémicas. El objetivo principal, hacer que la marca esté en boca de todo el mundo, está definitivamente cumplido.
