Corría el año 1997 cuando Eiichiro Oda lanzaría el primer volumen de One Piece, un manga que prontamente tendría su versión anime. Ahora, la historia ha dado un paso más y ha llegado a Netflix, donde se posiciona como uno de los títulos preferidos por los usuarios.
La serie, disponible desde el 31 de agosto en la plataforma de streaming, presenta a Monkey D. Luffy y su tripulación de piratas, quienes exploran el asombroso mundo de los océanos interminables e islas exóticas en búsqueda del tesoro definitivo para convertirse en el próximo Rey de los Piratas.
Se trata de un live-action protagonizado por Iñaki Godoy como Monkey D. Luffy, Mackenyu como Roronoa Zoro, Emily Rudd como Nami, Jacob Romero como Usopp y Taz Skylar como Sanji. A lo largo de 8 episodios, esta nueva producción promete sumergirte en un mundo de aventuras y fantasía.
¿Qué diferencias hay entre la serie y el anime de One Piece?
Netflix junto a Tomorrow Studios estrenaron la serie live-action de One Piece, una versión completamente renovada del anime y, más aún, del manga creado por Eiichiro Oda.
Si bien la trama se mantiene, hay varios cambios que algunos fanáticos han identificado al instante. Por ejemplo, Villa Foosha, el pueblo del que es oriundo Luffy, es representado en la serie como un puerto, a diferencia del animé, donde lo que predomina es un paisaje rural con molinos, campos y praderas.
Otra de las modificaciones que han llamado la atención de los admiradores del original, fue el hecho de que el barco de Alvida y el Going Merry han sido reversionados. Estos cambios son entendibles y se dan en el marco de una estética propia de las producciones de Netflix, las cuales son pensadas en función de los intereses de los usuarios de la plataforma.
Si bien es necesario que algunos elementos se mantengan, sino se perdería la esencia de la obra, es entendible que a la ahora de adaptar una historia a un nuevo medio se hagan modificaciones, aún más entendiendo que se trata de un manga, un anime y una serie live-action.