Roberto Ofria renovó su local debido al covid-19 y hoy emplea a casi 50 personas

Antes de la pandemia era dueño de un boliche. Fue obligado a cerrar su local, pero lo abrió meses después con una nueva modalidad.

Roberto se reinventó y cambió las pistas de baile por cervezas y picadas.
Roberto se reinventó y cambió las pistas de baile por cervezas y picadas. Foto: Archivo web

Las historias sobre las personas que tuvieron que cambiar rumbos en sus vidas por la pandemia no dejan de aparecer. Entre los tantos rubros golpeados por los efectos del aislamiento encontramos al sector bolichero. Muchos dueños de boliches fueron obligados a cerrar sus puertas. Roberto Ofria fue uno de ellos.

Pero Roberto no se quedó en el molde, sino que decidió reinventarse para seguir adelante. Como emprendedor, decidió adaptarse a la nueva realidad y renovar su local. Tomó la decisión no solo por necesidad, sino también para desafiar y superarse a si mismo.

Luego de un largo año sin la posibilidad de atender al público, el sábado pasado realizó su apertura. Pero, sus clientes al ingresar Aquabarra, descubrieron que las pistas de baile ahora tienen mesas, sillas y mozos llevando comidas.

Apostar al cambio

Debido a los protocolos sanitarios, a Roberto le era imposible volver a trabajar en su negocio. El contacto y la falta de distanciamiento de los lugares bailables como los conocíamos pone en riesgo la salud de los clientes.

Por esa razón, el emprendedor decidió cambiar totalmente su modalidad de local, pasó de ser dueño de un boliche a ser el titular de un restobar. Aún así, fueron largos meses de espera y reinversión.

Al volver a trabajar sentí alegría y felicidad, pudimos compartir de vuelta con los afectos, con nuestra gente, empleados y ver a los clientes regresar. Es difícil describir tanta alegría; la mejor parte fue el reencuentro con amigos con los que prácticamente perdimos el vínculo por un año, vernos de vuelta fue tremendo, que disfruten, que te feliciten y te deseen éxitos es un apoyo hermoso”, contó el propietario.

Además de velar e implementar los protocolos sanitarios, Roberto tuvo que realizar cambios edilicios en su local. Readaptaron los sanitarios para que tuvieran las condiciones de un restaurante y le integraron servicio de comidas como pizzas, lomos, hamburguesas, papas fritas y picadas.

También fueron modificados los horarios de servicio para obedecer los protocolos. Cabe destacar que no es más un local bailable, por lo que no está permitido el baile. Pero la música se podrá seguir apreciando: seguirán invitando a diferentes artistas a presentarse en el local.

Fuente de trabajo para la comunidad

Al remodelar su local, tiene la posibilidad de ofrecer más puestos de trabajo.

Expandió los servicios que ofrecía, por lo que debió emplear cocineros y más mozos de los que tenía anteriormente. Antes del cambio, en el boliche trabajaban unas 38 personas.

Actualmente con el restobar, Roberto cuenta con casi 50 empleados, entre contratados y personal estable. La apuesta a la nueva iniciativa también dio fuentes de trabajo para la comunidad puntana.