"Tengo una flota de camiones, aviones, embarcaciones y hasta submarinos", enumeró Joaquín "el Chapo" Guzmán Loera al actor Sean Penn en septiembre de 2015 durante una entrevista para la Rolling Stone. "Yo suministro más cocaína, marihuana, heroína y metanfetamina que cualquier otra persona en el mundo", le dijo orgulloso de sus hazañas. Lo que nunca imaginó fue que los fiscales usarían sus propias palabras en su contra ante la Corte Federal de Brooklyn.
Tras 25 años de investigación, la Administración para el Control de Drogas (DEA) acumuló montañas de datos sobre cómo "El Chapo" y su segundo al mando, Ismael Zambada García, alias "El Mayo", traficaron al menos 150 toneladas de cocaína desde Colombia, pasándolas por las rutas de México, hasta Estados Unidos.
Los detectives antinarco sabían que el mayor narco de Sinaloa no mentía ni exageraba al hablar sobre sus rutas y flotas: la Guardia Costera de Dallas detuvo el 13 de septiembre de 2008 en el Océano Pacífico un submarino del cartel de Sinaloa con 4.716 kilos de cocaína suministrados por una organización sudamericana "no identificada".
En mayo de 2010, en la misma zona, otra patrulla marina frenó un nuevo sumergible de Chapo y Mayo con 1.302 kilos de cocaína provistas por Luis Agustín Caicedo Velandia, alias "Don Lucho", que por la misma época fue detenido en Buenos Aires, Argentina, pese a que quiso engañar a los espías de la Secretaría de Inteligencia (SIDE) con un pasaporte guatemalteco.
Según la acusación de los fiscales, a la que pudo acceder TN, "los mexicanos y colombianos invirtieron en la construcción de submarinos semisumergibles capaces de transportar hasta 6 toneladas de cocaína debajo del agua" entre Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Estados Unidos.
Además de su testimonio público ante Penn y las fotos de sus submarinos en las costas estadounidenses, los fiscales presentaron como testigo a Jesús Zambada García, alias "el Rey", que insistió con que "Chapo y su hermano usaron submarinos para inundar de cocaína los Estados Unidos".
Ante la afirmación del Rey, Jeffrey Lichtman (uno de los cuatro abogados que tiene Guzmán Lorea) intentó minimizar el rol del Chapo al sostener que el líder del cartel de Sinaloa en realidad era el Mayo, que no tuvo que fugarse de una cárcel, como sí lo hizo su socio en dos ocasiones, porque él, con más de 50 años en el negocio, nunca extrañó el sol de la mañana. El juicio se reanudará el 3 de enero para su etapa definitiva.
Hoy Mayo Zambada se convirtió en el sucesor de Guzmán Lorea y teme que sus conocidos lo traicionen para cobrar los 5 millones de dólares que para los Estados Unidos pone como recompensa.