En un rincón de la bella y soleada Mendoza, hace seis años, nació Dulce Flor, un proyecto de lo más original que combina aromas y sabores de frutas y flores. Más que mermeladas, son toda una experiencia para los sentidos. La ideóloga del emprendimiento, Fernanda Piffaretti, posee una amplia formación en gastronomía y un don especial: su gran sensibilidad olfativa. “Al oler una flor, en mi cabeza surgen los sabores que pueden llegar a combinarse”, cuenta.
Así, casi intuitivamente al principio y con muchísimo trabajo posterior, nacieron las mermeladas de pétalos de rosas en sus cuatro variedades –con frutillas, manzana, pomelo y uva Malbec–, la de pétalos de jazmines con pera y la de flores del azafrán con mandarina. La de pomelo y rosas fue premiada este año en el 15° Concurso Mundial de Mermeladas Originales de Londres.
En la compleja elaboración, que apela a técnicas de la pastelería, la heladería y las confituras, colabora Alejandro Gascón, ingeniero agrónomo especializado en Tecnología de los Alimentos. Ahora, juntos, van por más: chocolatería con pétalos, productos con nuevas flores, aderezos y hasta un segmento vinculado con el erotismo y la intimidad.
Posibles combinaciones
Fernanda recomienda algunas opciones para disfrutar de las mermeladas Dulce Flor (en Instagram @dulceflorjam).
- Rosas con frutillas: postres con coco, brownie y café.
- Rosas con manzana: con un budín y whisky.
- Rosas con pomelo: quesos de pasta blanda y vinos rojos.
- Rosas y uva Malbec: chocolate, mascarpone y vinos con cuerpo.
- Jazmines y peras: quesos azules, postres con jengibre y pistacho.
- Azafrán y mandarina: quesos de pasta dura y vinos blancos.
Antioxidante natural
Varios estudios han concluido que los pétalos de la flor del azafrán –de la cual solo suele usarse el estambre– tienen muchas propiedades antioxidantes y nutritivas. Lo mismo sucede con los pétalos de rosa, en especial los de la rosa roja, que poseen hasta 150 veces más antioxidantes que el arándano.