La reina Máxima ha sido elogiada por repetir varias veces el mismo modelo de vestuario, dando una imagen de discreción con los gatos que genera mantener a los miembros de una casa de la realeza en estos tiempos.
Y aunque eso ha sido del agrado de su pueblo, hay un punto que no acaba de convencer a los holandeses y es que gaste la mayor parte del presupuesto fuera del país.
Josine Droogendijk, bloguera especializada en los outfits diarios de Máxima, fue la encargada de dar a conocer el dato: "el 95% del presupuesto se gasta en firmas de ropa y complementos extranjeros".
La revelación generó enojo e indignación tanto en la prensa como en las redes sociales, ya que es considerado como que la reina prefiere no apoyar a las marcas y diseñadores holandeses pudiendo promocionarlos más si luciera sus creaciones, haciéndolos famosos alrededor del mundo dado su poder de convocatoria entre los medios de moda.
Máxima tiene como diseñador favorito al belga Edouard Vermeulen, de la marca Natan. Otra firma del gusto de la reina es -la también belga- Fabienne Delvigne y el diseñador danés Claes Iverse.
De momento, el único holandés que ha entrado en el armario de Máxima ha sido Jan Taminiau, y lo hizo por la puerta grande: fue el encargado de realizar el vestido que lució Máxima en la coronación de su marido, el rey Guillermo, además de ser el responsable de algunos de los diseños más recordados de la reina en estos últimos años.