Se estima que aproximadamente veinte millones de africanos fueron vendidos como esclavos después del descubrimiento de América, y que la mitad de ellos murió en cautiverio o antes de llegar a destino. Lo notable es que los sobrevivientes de aquella tragedia lograron mantener viva, durante siglos, parte de su cultura, su idioma y sus creencias.
Estos esclavos provenían de diferentes partes de África, pero un grupo logró sobresalir: el de los yoruba, que fueron vendidos especialmente en Brasil, Cuba, Haití, Puerto Rico y Santo Domingo.
Los yoruba eran originarios de Nigeria, enÁfrica Occidental, y fue la profesora Lydia Cabrera (1900- 1991), de origen cubano, quien dedicó gran parte de su vida a estudiar la cultura Yorubé y la influencia de este gran pueblo en su país, una herencia que ha sobrevivido hasta nuestros días. La profesora Cabrera está considerada, en Occidente, la mayor especialista en el folclore afrocubano.
Tanto en esta isla, como en los otros países nombrados, este pueblo dejó una fuerte impronta que abarca desde los instrumentos musicales a la música y la danza; y que se extendió a los platos regionales, al hablar de la gente, la religiosidad y también a su filosofía sobre la vida, la muerte y el destino, en un entramado que anuda lo hispano, lo africano y lo americano anterior a la conquista.
Según varios estudiosos, la cultura yoruba predominó sobre otras etnias africanas en Iberoamérica: "Los yorubas son uno de los grupos étnicos africanos cuyo patrimonio cultural e identidad son reconocibles en América, pese a los efectos debilitantes de la esclavitud." El culto religioso, que mezcla elementos ancestrales con las creencias cristianas, es el más popular en Sudamérica.
Su religión es compleja y su Olimpo tiene gran variedad de dioses, que abarcan personajes divinos y santos del cristianismo. Estos dioses van desde los regentes y creadores a otros menores: los mediadores entre los propios dioses, y los intermediarios entre aquellos y los mortales.
Algunos de los dioses yorubas son:
Olorun, Olodumare: Dios, Creador del Universo.
Olofin: Jesucristo.
Obatalá: Creador del Hombre.
Oya: una diosa en la que confluyen el fuego, el viento, las centellas y los enterratorios.
Otra diosa, Ifa, representa el destino; y uno muy poderoso que aparece en los poemas de Nicolás Guillén –poeta afrocubano– es Oggún, el Señor de las herramientas de labranza, las armas y la guerra. No es menor Shàngó, el dios del vigor masculino, del fuego y del trueno; ni Ochosi, el que guía a los cazadores; u Osain, que representa la salud y el remedio que cura.
Las diosas femeninas más populares y reverenciadas son Yemanyá que, no contenta con ser la dueña del mar, es quien pone a los niños en el vientre de la madre y protege a ambos desde la concepción. A ella le sigue Oshún, una especie de Venus africana que es, además, la dueña de los cursos de agua.
Entre otras expresiones culturales y artísticas, podemos señalar lo que creo que denominan "mascarada" en América Central; y según los apuntes que consulté, hoy se representa en operas folclóricas y películas. Entre las mascaradas yoruba de la moderna república de Benín, la titulada "Gęlędę", ha sido declarada patrimonio intangible de la Humanidad por la Unesco.
Sugerencias:
1) Leer Sóngoro Cosongo, un libro de poemas afrocubanos de Nicolás Guillén. Lo leí siendo muy joven y me deslumbró.
2) Otra lectura imperdible: Cimarrón, de Miguel Barnet.
3) La novela histórica Lydia Bailey, de Kenneth Roberts, sobre la Revolución de los Esclavos en Haití.