"Todo entra por los ojos", reza un famoso dicho y cuánta razón tiene. Hace un tiempo te contamos sobre un lago famoso en Novosibirsk, Siberia, que se llenó de instagramers por sus aguas turquesas pero que, en realidad, es un basurero tóxico de una planta de carbón. Ahora, una playa de aspecto caribeño ubicado en la Toscana, Italia, es furor entre los turistas y también oculta un peligro tóxico.
Se trata de una encantadora playa blanca, de 4 km de extensión la zona costera de Rosignano Solvay, situada a 25 kilómetros de la ciudad italiana de Livorno, que tiene un color muy poco común en Europa. Está localizada al noroeste de Italia, sobre el mar Tirreno que tiene un aspecto paradisíaco como consecuencia de los desechos de una fábrica que se dedica a la producción de carbonato de sodio.
La fábrica de Solvay es una planta química que, según un estudio realizado por el Registro Europeo de Emisiones y Fuentes Contaminantes, arrojó al mar 2,67 toneladas de arsénico, 52,6 kilogramos de mercurio o 106 toneladas de fósforo sólo durante 2016.
La compañía construyó el edificio en 1912 y representó un motor económico para la zona. Pese a que muchas organizaciones vienen advirtiendo sobre los peligros para la salud de los residentes, la planta continúa allí. En un informe de la Organización Mundial de la Salud fechado en 1999, esta localidad cercana a la ciudad de Livorno aparecía entre los lugares de mayor contaminación del Mediterráneo.
Pero la llegada de turistas puso aún más difícil la situación. El aspecto caribeño del lugar hace que todo aquel que pase cerca de la zona aproveche para bañarse en ese mar de aguas claras y arenas blancas.
"Hay cursos de kitesurf, vendedores ambulantes con bolsas falsas de Gucci, el vendedor de cannoli y el de fruta fresca. Aferrándose a la parte superior de la torre, el socorrista examina el mar: Cuando los turistas me preguntan si pueden nadar, les digo que no hay problema. La verdad es que esta es una de las playas más contaminadas de Italia", le contó un residente de la zona al diario La Stampa.
"La descubrí con Google Maps, me explicaron que no es peligrosa. Que el color es por la planta de soda cercana y quise venir con toda la familia a conocerla", reconoció el turista holandés Lieuya, quien lleva dos años viajando a Italia para sus vacaciones.