Fabiana Moscoso (35) es la tercera generación de una familia de artistas de circo. Es bailarina y acróbata aérea y de piso, y pese a que hace tiempo se alejó de los escenarios, está haciendo temporada en el circo Servian, el que se instaló hace unos meses en el estacionamiento del Mendoza Plaza Shopping.
Primero sus padres y luego ella, adoptaron Mendoza para instalarse una vez que dejaron la vida nómade de artistas de circo, pero nunca dejó sus raíces. Trabaja dando clases de acrobacia y gimnasia artística en Maipú y Guaymallén y, de vez en cuando, vuelve al lugar que la vio crecer. Hoy puede compartir un poco de todo eso con su pequeño hijo de cinco años.
Sus papás trabajaron con reconocidas cadenas nacionales e internacionales de circos y su abuelo tuvo uno propio, por lo que prácticamente se crió en el ambiente circense, viviendo en hoteles y motorhomes. “Lo que más me gustó de niña fué disfrutar de ver cada función y aprender jugando. Cuando sos pequeño anhelas ser grande para poder pisar el escenario”, contó Fabiana a Vía Mendoza.
Fue así que cuando terminó la secundaria, ella y su hermano volvieron al circo porque “nos tiró la sangre”, confesó. Y, si bien desde niña tuvo participaciones en los escenarios, recién a los 18 años tuvo su propio acto de acrobacia aérea.
Participé de varios circos de Argentina y también internacionales. “Conocí México, Brasil y Paraguay gracias a mi trabajo. Y con mis papás tuve la oportunidad de conocer casi todos los países de Centroamérica, ellos sí trabajaron con grandes circos de cadenas internacionales como Tihany y varios de renombre”, relató la acróbata.
De su familia, ha podido compartir escenario con sus sobrinos y su hermano, quien actualmente es el personaja principal del Circo Servian. Es el payaso que lleva la función y encadena todos los actos. Además, trabaja como cómico en teatro y ha hecho temporadas en Mar del Plata.
Para Fabiana, sus papás y hermano le enseñaron que “todo lo que haga sea al 100 por ciento, con el cuerpo y el alma”. Y confesó que son los principales críticos de sus actos: “Mi mamá por ahí opina un poco de la estética, del vestuario y maquillaje. Y ambos coinciden que hay que darlo todo, meterle fuerza y sobresalir”.
Su vida en Mendoza
Fabiana dejó la vida de circo hace cinco años y se estableció en Mendoza, donde ya vivían sus papás. “Cuando salí del circo decidí establecerme. Estudié un instructurado en preparación física y técnicas de gimnasia y me dediqué a enseñar todo lo que sé”, contó.
Actualmente, da clases de acrobacia en un salón que alquila en Maipú y forma parte del área de Deportes de la Municipalidad de Guaymallén, está a cargo del grupo de gimnasia artística del municipio.
Además, pensó en quedarse en un lugar por su hijo, para que pueda estudiar en una misma escuela. Es que para ella no fue una muy buena experiencia haberse tenido que cambiar de colegio cada vez que sus papás se mudaban de ciudad por su trabajo.
“Cuando era pequeña cambiábamos de escuela siempre y de ciudad. Vivía mucho bullying por lo que me era tedioso cambiarme de colegio y por eso quise darle otra vida a mi hijo, que es la que quisieron darme mis padres. Pero si mi él elige el circo, lo voy a apoyar al 100 por ciento y trataré de acompañarlo para que busque la excelencia”, resaltó Moscoso.
El año pasado decidió volver a las andanzas y se sumó a la temporada del Circo Servian en Mendoza. “Es un ambiente hermoso donde se desarrollan muchos vínculos. Volver a trabajar en un escenario donde están mis amigos con los que casi me crié es hermoso”, rescató.
Además, fue una oportunidad para que su hijo la vea en escena. “Es la primera vez que me ve trabajar en un escenario. La acrobacia no le impacta tanto por lo que me ve dar clases y es como normal, pero si le encanta cuando me maquillo”, comentó.