Aunque la idea de pasar 22 horas recostado en una cama puede sonar tentador para algunas personas, cuando esto se sostiene en el tiempo se convierte en una verdadera pesadilla. El caso de Rhoda Rodriguez Diaz es un ejemplo de ello.
Esta joven de 21 años, que vive en la ciudad de Leicester, Inglaterra, sufre una enfermedad neurológica que la obliga a dormir 22 horas al día y, aún así, continúa sintiendo un gran cansancio físico cuando está despierta.
Rhoda fue diagnosticada en la infancia con hipersomnia, una condición que se caracteriza por episodios recurrentes de somnolencia diurna y fatiga extrema. Desde pequeña, solía quedarse dormida en la escuela y no podía disfrutar de los deportes porque vivía cansada.
Pero en 2018 su diagnóstico cambió y, después de hacerle algunas pruebas, los médicos descubrieron que realmente padecía del síndrome de Kleine-Levin, también conocido como el "síndrome de la Bella Durmiente".
Rhoda estudia Psicología en la universidad y su condición la ha afectado tanto en su desempeño académico cuanto en sus vínculos sociales. "Es realmente molesto cuando la gente me llama perezosa. Lucho para lidiar con los efectos de esto", expresó Rhoda en la entrevista brindada al medio británico Daily Mail.
La joven confesó en una entrevista con el diario británico que hay semanas en las que solo se levanta para comer o ir al baño. "La vida continúa mientras estoy durmiendo. La realidad me golpea cuando me despierto y me doy cuenta de que me he perdido una semana de mi vida", contó angustiada.
Sin embargo, su enfermedad la puede llevar a pasar meses sin ningún síntoma. El problema es que cuando éstos aparecen su rutina y su vida vuelven a desmoronarse. Rhoda experimentó un episodio fue hace unos tres meses, cuando durmió más de 60 horas en tres días.
Los pacientes con el síndrome de Kleine-Levin eventualmente logran superar su condición y continuar con su vida normalmente. Mientras tanto sufren la falta de comprensión de la sociedad.