Así será el rostro humano en el futuro

Científicos analizaron van a ser los rasgos de nuestras caras que cambiarán en los próximos años.

Así será el rostro humano en el futuro

Tal vez nos parezca que los humanos siempre seremos iguales a como somos ahora, como si hubiéramos llegado a un pico evolutivo en el que nos quedaremos. Pero esa es una sensación que tenemos porque en el mundo de la evolución, los cambios requieren cientos de miles de años.

En particular, el rostro humano cambió y seguirá cambiando. "De un rostro más intimidante, que era una ventaja para competir, pasamos a otro que era conveniente para llevarse bien con los semejantes", cuenta Penny Spikins, arqueóloga paleolítica de la Universidad de York.

Por su parte, el genetista Adam Wilkins, autor de Making Faces: The Evolutionary Origins of the Human Face, explica que el rostro humano es una extrañeza en el mundo de la naturaleza: "Nuestros ojos están muy juntos y miran hacia adelante, los arcos dentales humanos son desproporcionadamente pequeños en relación con el resto del cuerpo: tenemos dientes más chicos. Es decir, las características físicas de nuestra cara son inusuales", dice el especialista y agrega que, en términos faciales, "somos el animal más expresivo de la Tierra, capaces de recrear alrededor de 50 gestos. Eso ocurre porque tenemos un conjunto completo de músculos, los miméticos, que sólo se encuentran en los mamíferos. Por eso, otros vertebrados (un caballo o un perro) no son expresivos facialmente: carecen de la capacidad total de mover su piel sobre sus caras".

Australopithecus anamensis. Vivió hace 4,1 millones de años. Su cejas eran prominentes, como una visera. Su mentón, hundido remarcaba un "bozal". Medía entre 1 y 1,25 metro./ Ilustración: Néstor Canavarro.
Australopithecus anamensis. Vivió hace 4,1 millones de años. Su cejas eran prominentes, como una visera. Su mentón, hundido remarcaba un "bozal". Medía entre 1 y 1,25 metro./ Ilustración: Néstor Canavarro.

Pero el rostro humano no siempre tuvo esas características ni tiene por qué seguir teniéndolas. Por ejemplo, los cambios en la dieta afectan la forma del rostro.

"Nuestras caras han cambiado bastante desde el ancestro común que compartimos con los chimpancés hace unos 6 a 7 millones de años. Los principales cambios incluyen una cresta de la frente reducida, frente aplanada, bozal y mentón menos pronunciados", comenta Scott Solomon, profesor del Departamemento de Biociencias de la Universidad de Rice, en Texas, y autor de Futuros humanos: en la ciencia de nuestra continua evolución.

Homo habilis. Vivió hace 2,5 millones de años. Su cráneo era más redondeado y su cara, más corta y achatada. Fue el primer ser vivo que usó una herramienta con la intención de conservarla y mejorarla. /Ilustración: Néstor Canavarro.
Homo habilis. Vivió hace 2,5 millones de años. Su cráneo era más redondeado y su cara, más corta y achatada. Fue el primer ser vivo que usó una herramienta con la intención de conservarla y mejorarla. /Ilustración: Néstor Canavarro.

Pero el ser humano anatómicamente moderno, el homo sapiens, apareció hace unos 200 mil años y ese ancestro del habla Solomon, tenía unos párpados que parecían viseras y sus facciones no permitían distinguir un ejemplar macho de una hembra.

Homo sapiens. Apareció hace 200 mil años y es el hombre actual. Tiene la cresta de la frente reducida, frente aplanada, sin "bozal" y un mentón menos pronunciado. Su rostro continúa evolucionando. /Ilustración : Néstor Canavarro.
Homo sapiens. Apareció hace 200 mil años y es el hombre actual. Tiene la cresta de la frente reducida, frente aplanada, sin "bozal" y un mentón menos pronunciado. Su rostro continúa evolucionando. /Ilustración : Néstor Canavarro.

Pero evidentemente mucho cambió desde ese entonces, y lo lógico es que siga cambiando.

"Si nuestro cráneo continúa evolucionando, lo previsible sería que continuase con esa juvenilización en las proporciones craneales, lo que llevaría a una cara más reducida, con órbitas oculares proporcionalmente mayores, un mentón de menores dimensiones y una bóveda craneal más globular y desarrollada. Eso sería lo esperable si continúa un proceso que se conoce como neotenia, que quiere decir alcanzar el estado adulto reteniendo características juveniles", dice Paul Palmqvist, profesor de Paleontología del Departamento de Ecología y Geología, de la Universidad de Málaga.

Según Antonio Rosas, profesor e investigador del Departamento de Paleobiología del Museo Natural de Ciencias del CSIC, de Madrid, "en un mundo tan superpoblado, con millones de seres humanos viviendo en espacios reducidos, ciudades, la cara sigue y seguirá jugando un papel clave en nuestras vidas. Por lo tanto, continúa su evolución. Desde un punto de vista esquelético, posiblemente la reducción de la mandíbula seguirá sucediendo, como desde hace dos millones de años. Eso cambiará el aspecto, en unos más y en otros menos, lo que contribuirá a una mayor variabilidad entre los humanos y, de ese modo, a más posibilidades de individualización".

El hombre del futuro: Vivirá más allá de los 100 mil años. Su cara, reducida, tendrá óribitas oculares mayores y su cráneo será más globular y desarrollado. El mentón, pequeñísimo. /Ilustración: Néstor Canavarro.
El hombre del futuro: Vivirá más allá de los 100 mil años. Su cara, reducida, tendrá óribitas oculares mayores y su cráneo será más globular y desarrollado. El mentón, pequeñísimo. /Ilustración: Néstor Canavarro.