Un cielo celeste intenso, las montañas de diferentes gamas rojizas, los cactus de caprichosas formas y la gustosa gastronomía local hacen de las zonas de Arauco, Chilecito y la Capital de La Rioja una propuesta de escapada deslumbrante, ideal para que las familias, los grupos de amigos y los viajeros solitarios se entreguen al relax y al goce de las bellezas naturales y los sabores de nuestro NOA.
Gracias al trabajo de sus habitantes y a las bondades climáticas, la provincia de La Rioja es la principal exportadora de aceitunas y aceite de oliva del país, y tiene varios premios internacionales por la calidad de sus vinos, entre los que se destaca el célebre torrontés riojano. Los agricultores y productores abren sus puertas para conocer los diferentes métodos de producción, que va desde lo artesanal a lo industrial. Hay visitas guiadas por las fábricas de aceite y vinos, los viñedos, olivares y bodegas. Un deleite para todos los sentidos.
El patriarca de las aceitunas
Un árbol con 400 años de historia
En las afueras de Aimogasta, en medio de un bosque de olivos, crece el más viejo de estos árboles, padre de todos los de la zona. Con más de 400 años, este ejemplar de Olea europeae es el más añoso del continente. Fue nombrado "Árbol Histórico Nacional" no sólo por ser responsable de la expansión de la olivicultura en Sudamérica, sino también por ser el único sobreviviente de una tala masiva que ordenó el rey Carlos III en el siglo XVII.
Para mantener la variedad de aceitunas, es preciso hacer esquejes, ya que de una semilla nace una variedad diferente. Según cuentan, este rey, preocupado por las excelentes cosechas de estos lares, mandó a destruir las plantaciones para evitar la competencia. Fue una mujer, doña Expectación Fuentes de Ávila, quien lo salvó en su propia finca.
La Cuesta de Miranda
Zigzagueando en el paraíso
Un viaje es mucho más que llegar a destino. Para ir desde Chilecito al Parque Nacional Talampaya es necesario atravesar la mítica Ruta 40 en un tramo que no tiene desperdicio. La Cuesta de Miranda es un camino de cornisa que conforma el paso entre la Sierra de Sañogasta y la de Famatina. Asfaltada en 2015 y perfectamente señalizada, ofrece vistas panorámicas únicas. El camino sinuoso permite ver las diferentes tonalidades y formas de la naturaleza: quebradas y cañadones embellecen el paisaje de montañas rojizas, cactus y hasta un río "amarillo", que debe su color a los minerales de la zona. El recorrido cuenta con paradas para sacar fotos y llevarse en el corazón la belleza que nos brinda la Pachamama. Un sitio ideal para frenar los apuros y respirar profundo.
Sabores exquisitos
Aceitunas carnosas, vinos y aceites de oliva que dan placer al paladar... Todo esto puede encontrarse en las regiones de Arauco y Chilecito. Allí, además, se puede visitar el corazón de estas delicias en sus diferentes facetas de producción. Cada empresa tiene su estilo. En el caso de las aceitunas, Hilal muestra su producción artesanal a partir de la molienda con molino de piedra; mientras que El Matucho lo hace con un método combinado, artesanal y tecnológico; y Nucete y Cooperativa La Riojana presentan sus labores a gran escala. Por su parte, La Puerta brinda dos circuitos muy cuidados, uno para recorrer en bici y otro, en auto. En ambos se visitan los viñedos, los olivares y las bodegas por el terruño donde antaño habitaron los Diaguitas. Y de todos, claro, vale la pena llevarse alguna exquisitez.
Emoción en las alturas
Declarado Monumento Histórico Nacional, el Cable Carril de Chilecito es una imponente obra de ingeniería realizada a principios del siglo XX.
En las dos primeras escalas se puede visitar el museo y, al llegar arriba, degustar algún plato en el acogedor restaurante El Gran Pez.