"No todo es lo que parece", reza el famoso dicho, y cuánta razón tiene. Desde sus comienzos, Instagram nos ha demostrado, a través de sus usuarios, que muchas de las fotografías que allí se muestran están trucadas: con el objetivo de conseguir la mejor postal los instagramers son capaces de adentrarse a los lugares más remotos, poniendo su vida en riesgo, causando daños al medio ambiente y, también, exponiéndose a sustancias tóxicas que podrían matarlos.
Esto está ocurriendo en Novosibirsk, una poblado de Siberia, que llama la atención de los visitantes por un lago de color turquesa, lo que le da un aspecto tropical. Sin embargo, se trata de un basurero de una planta de carbón que es altamente tóxico.
Mientras la planta vierte sales de calcio y otros óxidos metálicos, los usuarios se bañan en sus aguas y comparten postales que los muestran en un escenario de ensueño.
De cara a la gran cantidad de publicaciones que ponen como ubicación esta trampa mortal, la compañía ha salido a advertir a los turistas que no se acerquen al agua. Pero la prohibición tuvo un efecto contrario y ahora cada vez hay más personas interesadas en conocer este lago.
Mientras la empresa Compañía Generadora Siberiana (SGK), advierte en mayúsculas en la red social rusa VKontakte: "NO naden en el vertedero de cenizas". Y explica que el vertedero no es venenoso y que sus niveles de radiactividad fueron monitoreados por investigadores independientes, pero que, sin embargo, puede causar alergias y las personas pueden quedar atrapadas en las cenizas del fondo.
"POR LO TANTO ESTAMOS PIDIENDO: NO SE METAN EN EL VERTEDERO DE CENIZAS POR TOMARSE UN SELFIE", escribió en mayúsculas SGK.
Pero a las personas no parece importarle su salud. Hace un tiempo, una joven compartió una foto desde este lugar y en la descripción escribió: "No es Chernobyl, pero aun así ¡es peligroso!". Otro usuario se metió al agua con un inflable de unicornio y colocó un pasamontañas en su cabeza, haciendo alusión a lo tóxico del escenario.
Para peor, otra usuaria contó su experiencia y alentó a sus seguidores a exponer su salud. "No es peligroso nadar acá. La mañana siguiente mis piernas estaban un poco rojas y me picaron un par de días, pero todo desapareció. ¿Qué no harías por tomar fotos así?", escribió.
Las redes sociales han traído nuevos problemas a las ciudades. En junio, Islandia tuvo que "prohibir los influencers" después de notar el gran impacto ambiental que estaban causando en sus ecosistemas a fin de conquistar postales perfectas.