Dan por caído el fideicomiso para rescatar a SanCor CUL

Era la gran apuesta del gremio ATILRA para sostener las fuentes de trabajo. Un grupo de empresarios, alejados del rubro, pretendían un préstamo del Banco Nación para hacer las mejoras y potenciar la empresa con casa central en Sunchales. El dinero nunca apareció y enviaron una carta en donde se despidieron del proyecto.

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Todo hace suponer que ha caído el fideicomiso con el cual un grupo de empresarios ajenos al rubro lácteo pretendían quedarse con la gerencia de SanCor Cooperativas Unidas Limitadas (CUL) la principal cooperativa del sector, con su casa matriz en Sunchales, a 40 km de Rafaela.

La idea surgió con el apoyo de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA), que entendía que, de esta forma, se iban a evitar despidos de personal. Afirmaban que la cooperativa pretendía bajar de 1700 a 700 los puestos de trabajo en las diferentes plantas del país.

Y para que esto no suceda, el apoyaba la idea del ingreso de un grupo de empresarios: José Urtubey de Celulosa Argentina, Marcelo Figueiras de Laboratorio Richmond, Gustavo Scaglione, de Grupo Televisión Litoral vinculado a Vila-Manzano, el abogado Leandro Salvatierra y Jorge Estévez.

Ellos entendían que se podía duplicar la producción de materia prima. De hecho, hoy se procesan unos 650.000 litros diarios cuando la capacidad de la planta de de 1.5 millones l/d. Pero, para que esto pueda ocurrir, debían invertir. Se generó, para ello, una ingeniería financiera, proponiendo un fideicomiso, en donde sea el estado nacional el que aportara los fondos. La idea no era propia: la había lanzado Gonzalo Toselli, intendente de Sunchales, allá por 2017 y le había trasladado la idea al por aquel entonces Ministro de del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio.

Lo cierto es que para enero del 2022, en una asamblea extraordinaria, se había aprobado por unanimidad de la constitución del “Fideicomiso de Administración SanCor Capital”, que ratificaba el acta rubricada a finales del 2021 por los empresarios antes mencionados y el presidente de la láctea, José Pablo Gastaldi.

El acuerdo contempla un plazo de 15 años de duración y la composición del fideicomiso “SanCor Capital” determina que cooperativa mantendrá el 20% de las acciones, mientras el 80% restante quedará en manos de los inversores privados. En los primeros cinco años de funcionamiento del fideicomiso, la cooperativa se quedará con la totalidad de las utilidades generadas por su operación, mientras que entre el sexto y el octavo año las mismas se distribuirán en partes iguales. El resto del plazo el reparto será 80 a 20 entre los inversores y SanCor.

ATILRA avaló esto, porque garantizaba que no habría despidos. Además, controlaría el destino de los fondos aportados por la Nación, que ascenderían a unos 60 millones de dólares.

El tiempo fue pasando y el dinero de la Nación no aparecía. Las crisis internas dentro del gobierno se llevaron puesto a funcionarios que garantizaban el aporte de dineros, como por ejemplo, Matías Kulfas. La crisis suscitada por la salida de Guzmán del Ministerio de Economía no hizo más que enfriar todo aún más. Para septiembre, el gremio prendía las luces amarillas y en octubre había lanzado un paro de 24 horas, advirtiendo que la situación podría escalar si no habría novedades. Cuando decimos novedades queremos decir fondos nacionales.

Ahora, la situación habría llegado a un punto sin retorno. De acuerdo a lo publicado por la periodista Elida Thiery en Bichos de Campo, los empresarios habrían vuelto a enviar una carta (tal como lo habían hecho antes, para aclarar que no se habían ido) para decir que, en esta oportunidad, el negocio no se podría concretar. La misiva, dirigida al secretario general de Atilra, Héctor Ponce, decía: “Como es de tu conocimiento, el grupo de profesionales y empresarios que representamos, lleva más de dos años buscando una solución real a la situación de SanCor CUL. Entendimos que el acuerdo arribado con Uds, la Cooperativa y el Gobierno Nacional era un camino difícil, largo, pero finalmente virtuoso para lograr entre todos una empresa láctea que pudiera ser orgullo de nuestro país. Lamentablemente, hoy percibimos que esto no es compartido por todos los actores, lo cual resulta imprescindible para la posibilidad de éxito de semejante desafío. En estas condiciones y de no cambiar esta situación de forma inmediata, no vemos otro camino que dar un paso al costado, y dejar nuestro lugar a aquellos que creen que hay mejores soluciones posibles”.