Pérez: en el barrio Cabín 9 comenzó un gran emprendimiento

Se trata del Centro Educativo Arboleda cuya primera etapa se dio por finalizada: el Jardín Surcos.

Jardín Surcos (CIMECO)
Jardín Surcos (CIMECO)

En su visita a Pérez y concretamente al Jardín Surcos, Alejandra Verdondoni, Presidenta de la Asociación Civil de Desarrollo y Promoción Social (DYPS), contó cómo será el desarrollo integral del emprendimiento. El Jardín Surcos es parte de todo el proyecto que se llama Centro Educativo Arboleda. La finalidad de este centro es ser una lugar de capacitación laboral y educacional que apunta en primera instancia a la mujer y a la familia.

La abogada se refirió a la etapa inicial: el Jardín de Infantes Surcos está funcionando hace muchos años y es un jardín maternal. El año pasado se terminaron de edificar las cuatro aulas, un taller y el Salón de Usos Múltilpes (SUM). La idea es ampliarlo para poder tener preescolar hasta llegar al secundario. “Hoy tenemos 60 niños de tres y cuatro años. Es un sostén, un soporte no solo para los niños sino también para la mujer emprendedora y jefa de hogar que necesita tener instrumentos y medios para sostener su casa, su vida, su persona, su entorno”, sostuvo.

Verdondoni habla desde su propia experiencia profesional: “trabajé durante muchos años de defensora oficial en los tribunales y concretamente en un barrio donde aprendí que, cuando la gente tiene en su lugar cercano un instrumento que le permite pedir ayuda, buscar consejo, confiar en alguien que tenga una visión más amplia de las cosas, les cambia el panorama”.

El jardín comenzó en el 2010 por la iniciativa de las ex alumnas del Colegio Mirasoles que querían ayudar en algo social donando un poco de su tiempo. Recién desde el año pasado tiene un edificio propio con más de 600 metros cubiertos y se ha podido edificar gracias a la colaboración de mucha gente.

Jardín Surcos (CIMECO)
Jardín Surcos (CIMECO)

La asociación tiene muy buena voluntad pero con el aporte de las socias no alcanza. “Comenzamos a pedir recursos en el extranjero, se presentó el proyecto ante la Conferencia Episcopal Italiana y nos dieron un aporte importante pero exigía que fuera compartido con aportes locales. Se organizó un grupo promotor y varias empresas de la zona de Pérez y Rosario tales como Obring, Ivanar y Milicic, colaboraron con el proyecto”.

Los años anteriores utilizaban las instalaciones del complejo Cuatro Vientos que con gran generosidad y durante muchos años les prestó la Asociación Rosarina de Ayuda Solidaria (Aras), para que funcione el jardín y se dicten los cursos de capacitación para mujeres. “Tenemos la pretensión de acompañar en la formación manual pero también abarcar los problemas centrales como violencia de género, educación sexual, adicciones. La familia necesita mucha formación y contención. Podemos llegar a ser intermediarios. Siempre se puede mejorar la calidad de vida”, sentenció la abogada.

El lugar elegido: Cabín 9

“Allí encontramos condiciones adversas de infraestructura urbana y de servicios que condicionan la calidad de vida de sus habitantes. Se vio que es una zona con la que vale la pena colaborar porque es gente a la que le gusta progresar, es un grupo social al que vale la pena ayudar y se nota porque lo aprovechan”, remarcó.

Verdondoni, aportó datos sobre el cambio que se ve en las familias y donde se nota el trabajo realizado por Cuatro Vientos en estos años. “Por ejemplo, cómo han cambiado la fachada de las casas que están frente al complejo, también la actitud de algunas familias con respecto a la educación de los hijos, a vivir un mínimo orden en su vida. Yo he trabajado en lugares donde la gente no se sienta a la mesa para comer porque la mesa no existe, un niño que no tiene mesa en su casa es difícil que en el aula respete la mesa porque no sabe para qué sirve” señaló.

Jardín Surcos (CIMECO)
Jardín Surcos (CIMECO)

A veces, dice la profesional “confundimos la pobreza con la sobriedad que no son lo mismo. Confundimos también pobreza con miseria e indigencia que tampoco son lo mismo. La pobreza es una virtud que todos tenemos que vivir, lo que no significa que nos tiene que faltar para comer. La zona fue muy atractiva para realizar este proyecto porque sabemos que la gente va a responder y sabemos que lo está haciendo”.

Dificultades

La Directora de DYPS manifestó su preocupación por la inseguridad y por el estado de las calles. “Desde la sede hasta la parada del colectivo son cinco o seis cuadras difíciles de transitar y si hay lluvia no se puede porque no hay un mejorado que te permita andar. La iluminación ha mejorado bastante, pero la inseguridad es terrible, nos robaron cuatro ventanas apenas arrancó la pandemia”.

Todos pueden colaborar

El jardín funcionó durante la pandemia y se pusieron todos los medios para lograrlo. Las maestras se acercaban para dejar material, trajeron regalitos para el día del niño, se entregaron las cajas de navidad y las tareas se mandaban por whatsapp. “Se puede colaborar con el jardín de muchas formas, por ejemplo asumiendo una beca para algún niño, son mil ochocientos pesos mensuales”, finalizó.