Las adversas condiciones que desde hace tiempo se conjugan en la base de la economía argentina dieron lugar a un nuevo fogonazo en la cotización del dólar, que en este caso tuvo la particularidad que se produjo en todas las versiones.
La fusión incluye la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la mayor emisión para financiar el dólar agro, las proyecciones cada vez más negativas del impacto de la sequía, y cruces políticos incesantes tanto dentro de la oposición como del oficialismo que llegan a incluir dudas sobre la continuidad del actual equipo económico.
La tensión en el mercado de cambio se percibió desde la apertura de las transacciones de este martes. En una práctica cada vez más habitual, dada las ventajas que ofrece la tecnología, antes del inicio de la rueda los “cueveros” enviaban mensajes a sus clientes ofreciendo el billete a $ 410, $ 2 por encima del cierre del lunes. Con el correr de las horas los mensajes se cortaron e incluso pasado el mediodía “no había precio” y muchas “ventanillas” dejaron de recibir clientes.
El avance hasta $ 422 fue acelerado para en el cierre quede en $ 421.
“A priori el interrogante radica alrededor del elemento disparador, pero a nadie le sorprende el movimiento. Se suman la incertidumbre política, los ruidos desde el plano internacional, los rumores de un FMI más duro y los excesos de pesos de siempre”, enumeró el analista Pedro Siaba Serrate.
El tema con el FMI merece un capítulo aparte. Durante el fin de semana, el Gobierno dejó trascender que el organismo estaría de acuerdo en reformular las metas más duras el programa. Pero ninguna de las dos partes lo anunció oficialmente y resultó un boomerang debido a que arreciaron las interpretaciones y las especulaciones. Para algunos analistas, la recalibración habilitará un mayor déficit fiscal financiado con emisión monetaria, lo cual impulsará la inflación y por ende luce lógico que los inversores busquen refugio en el dólar. Que su cotización se haya disparado al otro día de lo que debería haber sido una noticia alentadora, coadyuva a sostener esta hipótesis.
Asimismo, en las últimas horas también cobró fuerza la versión de que el FMI puso como condición para flexibilizar el programa una devaluación del dólar oficial.
El economista y diputado nacional, José Luis Espert, dejó una señal en ese sentido: “(en el mercado) Ya le tomaron el tiempo a Massa con esto de devaluar cada tanto”, sostuvo al ser consultado por los motivos del aumento del dólar.
“Frente a la cobertura que suelen activar los procesos electorales y la emisión monetaria asociada al ‘dólar soja’ es que el dólar libre - y en menor medida por ahora los financieros por las intervenciones - van reacomodándose, ya que además no tendrían espacio para acumular un mayor atraso bajo un escenario de aceleración de la nominalidad de la economía”, sostuvo el analista de mercado Gustavo Ber.
Sobre la cantidad de pesos que se están volcando a la economía y que presionan sobre todos los precios, Siaba Serrate explicó que “siempre mencionamos la evolución del CCL ajustado por el agregado M3 privado (como termómetro de la liquidez de la economía). Si uno mira este indicador, observa que el CCL ‘teórico’ alcanza los $484, lo cual sigue por encima del nivel actual (incluso tras el avance de estos dos días). En definitiva, el exceso de pesos permite que ante cualquier cimbronazo el movimiento sea abrupto como el que observamos estos días”.
Por su parte, el economista Christian Buteler consideró que “no va a haber salto devaluatorio, ni confiscación de depósitos, ni default de la deuda en pesos. No tienen un plan económico que incluya eso (por el Gobierno), ni tiene sentido aplicar esas medidas a 6 meses de irse, sin credibilidad ni posibilidad de anclar nada. Rumores habrá de todos los colores”.
Para Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, “en medio de la peor aceleración inflacionaria desde principios de la década de 1990, el Gobierno ha apostado fuerte a contener la variable de referencia de los argentinos: el tipo de cambio. Es así que, si vemos la tendencia de los últimos meses, los tipos de cambio paralelos se han movido por debajo del IPC. Ahora estamos viendo como recuperan terreno”.
Añadió que “más allá del movimiento diario, lo que está claro es que Argentina está en una tendencia de mayor volatilidad y mayor incertidumbre. A lo que se suman las intervenciones oficiales en los mercados, que afectan los precios relativos de manera transitoria”. “Como resultado –continuó-, el tipo de cambio muestra un comportamiento difícil de predecir, mezclando rachas estables con abruptas correcciones. Pero con una tendencia donde busca acompañar a los demás precios”.
Marí remarcó que “el problema es que toda esta carrera nominal es alimentada por la continuidad del desequilibrio fiscal y, anexado, el desequilibrio monetario. A lo que se suman shocks ad-hoc, como el dólar agro, que obligará al BCRA a emitir aún más para comprar divisas y absorber una pérdida patrimonial. Bajo este escenario, el piso de inflación para este año ya parece ubicarse en 6% mensual”.
Aunque en menor medida para los agentes de mercado también influye la caída en la oferta de dólares por parte de los turistas, que dejaron de alimentar las oficinas del “blue” ante la posibilidad de operar con tarjetas de crédito con el reconocimiento de cotización del dólar MEP.