Uno de los varados, que regresa por orden judicial, duro contra el Gobierno: “Nos castiga porque piensa que somos ricos”

Gerardo Sarayottis se refirió a cómo vivió estos días de incertidumbre, antes de que la Justicia determinara su regreso.

Gerardo Sarayottis y su esposa, Estrella.
Gerardo Sarayottis y su esposa, Estrella.

Gerardo Sarayottis, de 50 años, regresará este sábado al país, luego de que la Cámara del Crimen le ordenara al Gobierno su repatriación urgente por cuestiones “humanitarias”. Sucerá lo mismo con Cristian Masarik, de 52.

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“Yo tuve dos aneurismas, tengo una prótesis en el hueso del cráneo, me tengo que controlar cada treinta días y tomo tres medicamentos a diario que se me estaban terminando, porque yo tenía fecha de regreso para el 24 de junio”, dice Sarayottis, que viajó a Miami con el único objetivo de vacunarse. “Antes de tomar la decisión, se lo comenté a mi neurocirujano, que me respondió: ‘Andá, no lo dudes’. Y cuando me vacuné sentí un alivio y felicidad, sin imaginar todo este despelote que vendría después”, comentó en diálogo con Clarín.

La determinación judicial, sin embargo, no alcanza a sus familiares. “Mi abogado me comentó que el vuelo será seguramente el 10 de julio, pero mi mujer se va a tener que quedar y no sabemos por cuánto tiempo”, dijo. Y agregó: “Es una alegría a medias, porque mi mujer se tiene que quedar por tiempo indeterminado, pero ante esta posibilidad que se me presenta, ella no lo duda, a pesar de que tiene a sus dos hijos en Buenos Aires”.

Gerardo y Estrella, que es cubana, se casaron hace dos años y medio, después de cuatro de noviazgo y ensamblaron las familias. “Nos esperan Leini (22) y Gonzalo (15), los hijos de ella, y Helena, mi niña, de 17 años, a quien extrañamos muchísimo pero están demostrando estar a la altura de las circunstancias”, señaló.

El pedido a la Justicia

Sarayottis y Masarik presentaron un habeas corpus, al que hicieron lugar los jueces Mauro Divito y Juan Esteban Cicciaro, quienes ordenaron el “urgente regreso” de ambos. Cuando lleguen al país, deberán someterse a los controles del caso y posteriormente cumplir el aislamiento correspondiente. El pedido incluía a otras dos personas, entre los que había un menor de 10 años, pero se priorizó en el fallo a quienes sufren problemas de salud.

Aeropuerto de Miami (Foto: Archivo).
Aeropuerto de Miami (Foto: Archivo).

El hombre cuenta que el 24 de junio, cuando estaban por subirse al avión, se dieron cuenta que el cupo había sido cubierto. “Hice el check-in, despaché las valijas, esperé en la sala de preembarque y cuando estaba por entrar a la manga, me dicen, ‘señor, usted no puede subir, no tiene asiento asignado’. Cuando miro el ticket, recién ahí me di cuenta de que no tenía lugar, no lo podía creer”, detalla. Asimismo, agrega que las valijas llegaron a Ezeiza y debieron comprar lo mínimo indispensable para sobrellevar los días siguientes.

Señala también que cuando partió de Ezeiza, a principios de junio, tuvo que firmar una declaración jurada en la que se le avisaba que podía postergarse su regreso en caso de que se dispararan los contagios. “Yo firmé y la verdad es que no leí nada, tampoco tenía opción, si no firmaba no podía salir. ¿Qué podía hacer? Y en ese momento, había cierta tranquilidad, eran tiempos de una relativa apertura, esto que sucedió fue impensado, de haber sospechado que algo así podía ocurrir de ninguna manera hubiera viajado”, reconoció.

“El mundo del revés”

Sarayottis vive en Caseros, partido de Tres de Febrero, y es dueño de una Pyme, en la que fabrica parrillas a gas y carbón. “Este viaje lo habíamos sacado para marzo de 2020 y lo postergamos tres veces, no admitía una cuarta, por eso la aerolínea American Airlines nos sugirió que hiciéramos el viaje en la última fecha prevista (8 de junio) porque de lo contrario lo perderíamos. Y así fue que consulté a mi médico y me estimuló a hacerlo. Yo todavía estaba esperando vacunarme de la primera dosis”, menciona el pasajero, que finalmente recibió la vacuna de Janssen.

“¿Por qué el Gobierno se maneja con esa improvisación amateur, sin ninguna previsibilidad?. ¿Por qué no miran lo que sucede en los países vecinos? No me cabe en la cabeza que se vuelvan a repetir los mismos errores un año después. El Gobierno nos tendría que aplaudir por venir a vacunarnos afuera y liberar cupos, pero no, nos castiga porque como estamos en el exterior piensa que somos ricos”, manifiesta indignado el hombre.

Yo me levanto a las seis de la mañana y laburo todos los días en mi fábrica, donde además de producir parrillas hago el mantenimiento del lugar y tengo empleados a los que les doy trabajo. Y me rompo el lomo laburando para que me prejuzguen o me controlen el bolsillo. ¿¡Dónde se vio!? ¿Qué país queremos tener? Yo amo mi país, pero los gobernantes dejan mucho que desear”, agregó.

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Para Sarayottis, “Argentina es el mundo al revés”. “Se respalda el acampe para reclamar la libertad de Milagro Sala, se les da de comer a miles de personas que están amuchadas en Plaza de Mayo, que ninguna labura, y a nosotros nos vuelven locos, nos hacen la vida imposible. Yo estuve muy angustiado cuando me dijeron que hasta agosto o septiembre no podría volver, se me vinieron un montón de imágenes horribles, temí por mi salud, pensé en mi viejo, que murió por un ACV”, admitió.

Por otra parte, no deja de destacar la solidaridad recibida ante esta situación. “Ese que te escribe por las redes y te manda mensajes con la mejor onda. Como la señora Daniela, que después de enterarse de mi problema de salud, se comunicó conmigo, me dijo que estaba viajando a Miami y que me traería la medicación (fenitoína) que se estaba acabando. Me conmovió, no lo podía creer: este viernes me buscará en Manolo, donde nos encontraremos este 9 de Julio todos los varados para protestar”.