Un estudio reveló cuáles son las posiciones sexuales más riesgosas para los hombres

Se trata de una investigación publicada en la revista Advances in Urology y del International Journal of Impotence Research

Se conocieron las posturas sexuales más peligrosas para los hombres.
Se conocieron las posturas sexuales más peligrosas para los hombres.

Un estudio detectó que el sexo tiene muchos beneficios para la salud, pero algunas posturas podrían ser peligrosas para los hombres. ¿Por qué? El pene puede llegar a fracturarse por un mal movimiento.

Según la investigación publicada en la revista Advances in Urology, ​el miembro viril no tiene hueso pero, no obstante, se puede producir una fractura del cuerpo cavernoso del órgano.

Los investigadores apuntaron a que la postura sexual en la que el hombre corría más riesgos es la conocida como vaquera o cowgirl, en la que la mujer se sitúa arriba del varón, tanto de frente como de espaldas.

El estudio indicó que el 50 por ciento de las fracturas de pene en una relación heterosexual suelen producirse en esta posición, seguida por la postura del perrito (responsable de un 28,6 por ciento) de los accidentes. Esto es así porque la totalidad del peso de la mujer descansa sobre el miembro viril, lo que puede derivar en un aplastamiento.

Un proyecto más reciente puso el foco en otra postura, también muy habitual: el perrito. La investigación publicada en el International Journal of Impotence Research indicó que cuando el hombre penetra por detrás puede ser que utilice demasiada fuerza en sus empujes y, a raíz de eso, lesionarse.

"Los hombres suelen utilizar mucha fuerza en cada movimiento, lo que puede terminar mal. En el peor de los casos, si el pene se desliza fuera de la vagina y golpea contra el periné o la sínfisis del pubis (dos superficies óseas duras), puede ocasionar un trauma doloroso", explicó el doctor Barros, autor del estudio.

¿La postura más segura?

La investigación de 2015 aseguró que la postura más segura es la del misionero. La razón es que el varón tiene una capacidad de reacción más rápida. “Cuando el hombre controla el movimiento, tiene más posibilidades de detener la energía de la penetración en respuesta al dolor que siente en el pene, minimizándolo”, explicaron los investigadores.