El aberrante caso de la mujer sanjuanina que permitía que su pareja abusara de sus dos hijas

Las víctimas tenían 13 y 11 años cuando cuando ocurrieron los episodios. El sujeto ya recibió 12 años de cárcel y ahora la mujer irá a juicio.

Abuso sexual infantil
Abuso sexual infantil

Para los investigadores no hay dudas de que la feliz infancia de dos niñas de 13 y 12 años se vio interrumpida cuando un sujeto las abusó sexualmente, con total consentimiento de su pareja, nada más y nada menos que la madre de la víctima. De hecho, la mujer, alentaba a las pequeñas a ver como normal que ellos, los mayores, anduvieran por la casa en ropa interior o directamente desnudos. Un aberrante caso que en los próximos días tendrá su etapa judicial final, cuando la acusada enfrente un juicio común o acuerde un abreviado.

El caso salió a la luz en noviembre de 2011. En aquel tiempo, la mujer, una ayudante terapéutica de 47 años, se fue de viaje a Mendoza con su pareja, el topógrafo Carlos Eduardo Olivera (61). Todo estaba bien para ellos hasta que, al volver, supieron que las niñas ya no querían estar bajo su custodia, mucho menos con el sujeto.

A los pocos días la historia de aquella pareja dio un giro inesperado cuando cayó encima la denuncia del padre biológico de las niñas. Dos años después, el 12 de diciembre de 2013, Olivera terminó condenado a 12 años de cárcel en la Sala II de la Cámara Penal por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores.

La mujer, en cambio, no llegó a juicio en ese entonces porque se fugó. Según publicó Diario de Cuyo, recién ocho años después, en 2019, fue detenida.

Ahora la acusada (no mencionada para preservar a sus hijas), será juzgada en la Sala I de la Cámara Penal por el juez Miguel Dávila Safe. La fiscal en el juicio será Marcela Torres y el defensor oficial Carlos Reiloba asistirá a la imputada. La acusada podrá enfrentar un juicio común o acordar un abreviado a cambio de una rebaja de pena.

Lo cierto es que su situación es por demás complicada. Para los investigadores toleraba los manoseos con que ese hombre atacaba a las menores, con la excusa de que eran bromas o el hecho de que las fotografiara desnudas cuando se duchaban o en el dormitorio. También entendieron exponía a las víctimas a que vieran cuando ella mantenía relaciones sexuales con su pareja.