Consejos para cuidar el hígado

El hígado graso no alcohólico es una condición grave y que se prevé será la primera causa de trasplante hepático.

Llevar un estilo de vida poco saludable es perjudicial para la salud por múltiples motivos, como el incremento del riesgo cardiovascular, de diabetes y de algunos tipos de cáncer. Otros efectos suelen ser menos mencionados, como el hígado graso no alcohólico, una condición grave, cada vez más frecuente y que se espera que en los próximos años sea la primera causa de trasplante hepático.

Esta condición afecta a cerca de 3 de cada 10 adultos en nuestro país, según una investigación regional que contempló estadísticas locales de obesidad y otros indicadores. El hígado graso no alcohólico impacta en la salud de las personas, ya que sextuplica el riesgo de enfermedad cardiovascular y también aumenta las chances de presentar diabetes tipo 2 y enfermedad renal crónica.

Se trata de una patología asociada al sedentarismo y a la epidemia de la obesidad, que está en aumento y es un problema de salud pública a nivel mundial. Por este motivo, es importante que se aborde esta problemática y se generen medidas de prevención del exceso de peso y de promoción de la dieta saludable y la realización de actividad física.

Con el tiempo, si la enfermedad no se controla y no se mejora el estilo de vida, la salud del hígado puede ir viéndose comprometida, alcanzando grados cada vez más severos de "fibrosis". En el estadio terminal, que se denomina cirrosis, el hígado se encuentra muy afectado y es posible que se necesite de un trasplante y que se desarrolle un tumor maligno hepático.

En los Estados Unidos, la cirrosis por hígado graso solía ser la tercera causa más frecuente de trasplante de este órgano, detrás de la hepatitis C y del daño por ingesta desmedida de alcohol. Hoy día, ya se encuentra en segundo lugar, detrás del virus C, y se espera que para la próxima década ocupe el primero.

El hígado graso también impacta en el desarrollo de cáncer hepático. En este caso, el diagnóstico temprano es complejo, ya que suele no dar síntomas hasta estadios avanzados, y muchos pacientes ignoran que padecen hígado graso, porque no se realizan chequeos de este órgano con frecuencia.

Uno de los inconvenientes de esta condición es que suele no presentar síntomas en los estadios iniciales: cerca de la mitad de los pacientes no tiene ninguno, y 1 de cada 3 puede tener alguna molestia en la zona cercana al hígado.

Esta enfermedad se puede detectar mediante un análisis de sangre, una ecografía abdominal o resonancia magnética. El diagnóstico se confirma por el estudio de la biopsia hepática, pero esto sólo se efectúa en una minoría de pacientes. Se puede prevenir y se debe controlar, por lo que es indispensable mejorar el estilo de vida, fundamentalmente llevando una dieta equilibrada y realizando actividad física en forma sostenida.

[El Dr. Fassio es médico hepatólogo y Ex presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado].