Campbell Remess es un adolescente australiano que se ha ganado la admiración del mundo por su gesto de entrega hacia quienes más lo necesitan. Desde los 9 años que confecciona ositos de peluche para entregar en distintos hospitales de pediatría.
Este proyecto comenzó cuando el niño le pidió a sus papás comprar regalos de Navidad para los chicos que estaban enfermos e internados. La situación económica de la familia no le permitía afrontar un gasto semejante y no querían dejar de alimentar este sentimiento de solidaridad que había nacido de su hijo, entonces, se les ocurrió hacer los presentes con sus propias manos.
Fue así cómo Campbell aprendió a coser y a fabricar unos hermosos y coloridos osos de peluche que entrega cada año a pacientes internados en la Unidad de Pediatría de distintos nosocomios locales. ¿Su objetivo? "Alegrar, al menos por un rato" a estas criaturas que la están pasando mal.
La iniciativa de Campbell conmovió muchos corazones, traspasó fronteras y se volvió viral. El joven aprovechó esta situación para proponerle a la gente que se sume. Su proyecto, al cual decidió llamar "365" (porque se trabaja sin descanso), ahora recibe donaciones de todas partes de Australia. Recientemente, pudo sumar una máquina de coser más para poder acelerar el proceso.
Cuando los medios de comunicación le preguntan por qué dedica su tiempo de ocio en esto, él afirma: "Para verlos sonreír". Y agrega: "Ellos sonríen y algunos me abrazan. Hay otros que me escriben cartas tiempo después".
Hacer feliz es un trabajo muy gratificante y, tal como lo explica Campbell, está comprobado que ser solidario mejora la autoestima, reduce el estrés, ayuda a desarrollar las habilidades, alivia miedos o ansiedades y contribuye a la adquisición de conocimientos y habilidades, según explica el presidente de Psicólogos Sin Fronteras, Guillermo Fouce.