Derriban búnkeres de narco ligado a los crímenes de cuatro trabajadores en Rosario

Los edificios eran utilizados para la venta de drogas y sus ocupantes respondían a “Chucky Monedita”, un “gerente de sicarios” que opera desde Piñero.

"Chucky Monedita" está preso en Piñero, pero opera desde allí.
"Chucky Monedita" está preso en Piñero, pero opera desde allí. Foto: Versión Rosario

Siete búnkeres de drogas vinculados a la banda del narcotraficante Alejandro Isaías Núñez, más conocido como “Chucky Monedita”, fueron desmantelados este viernes en el marco de la ley de microtráfico de Santa Fe. Los inmuebles eran usados para la venta de estupefacientes y respondían a las órdenes del líder de la banda del sur de Rosario.

Cabe destacar que “Chucky Monedita”, ex pistolero de barrio Tablada señalado como organizador de balaceras y extorsiones desde la cárcel de Piñero, está apuntado por los resonantes crímenes de cuatro trabajadores a comienzos de marzo, en el contexto de una ola de violencia inusitada en la ciudad.

Así, el delincuente condenado quedó implicado en los asesinatos de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, así como del colectivero Marcos Daloia y el playero Bruno Bussanich. Todos estos homicidios ocurrieron durante la misma semana y con días de diferencia, mixturados con amenazas públicas a funcionarios policiales y del arco político.

¿Qué dijeron desde la provincia sobre el desmantelamiento de los búnkeres?

El ministro de Justicia y Seguridad provincial, Pablo Cococcioni, asistió al operativo junto con el fiscal Franco Carbone. En declaraciones radiales, el funcionario judicial celebró los desmantelamientos y confirmó que “hay muchísimas causas” vinculadas a los siete búnkeres que la Justicia dispuso derribar.

“La última es la del homicidio de personas inocentes y muchos están emparentados con Chucky Monedita, que tiene presencia fuerte en Tablada hace mucho tiempo”, dijo refiriéndose a las muertes de los trabajadores en marzo.

Carbone señaló también que los búnkeres funcionan desde hace mucho tiempo: “El de calle Lamadrid hace no menos de 20 años que hay registro”, destacó y aclaró que quienes suelen vivir allí son “ocupantes golondrina”, que circunstancialmente pasan por esos lugares como parte de una cadena de tareas delictivas.