Condenaron a una familia santafesina dedicada a clonar tarjetas de crédito y débito

El fallo alcanza a dos muchachas y a su padre, jefe de la banda que llegó a gastar 300 mil pesos en un solo negocio.

Las credenciales truchas eran fabricadas por otro miembro de la organización en Victoria. (Archivo)
Las credenciales truchas eran fabricadas por otro miembro de la organización en Victoria. (Archivo)

Un hombre de 63 años fue condenado por la Justicia santafesina como jefe de una asociación ilícita dedicada a realizar estafas con tarjetas de crédito y débito. En la banda también participaban dos hijas del cabecilla de la organización, quienes también recibieron penas de prisión efectiva.

Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) informaron que Juan Carlos Álvarez deberá pasar cinco años en la cárcel según la disposición del juez Eduardo Pocoví, quien lo declaró culpable de estafas reiteradas a partir de la operación que fue desbaratada en diciembre de 2016 gracias a la investigación conducida por los fiscales Omar De Pedro y María Lucila Nuzzo.

El caso trascendió a partir de la denuncia del dueño de un comercio de la ciudad de Santa Fe, aunque los implicados en la resolución vivían en Santo Tomé. Sólo en ese negocio los delincuentes llegaron a gastar 300 mil pesos, según destacaron los encargados de la pesquisa.

"La maniobra consistía en lograr desprendimientos patrimoniales –ya sea de cosas o de dinero– de diferentes comercios y empresas a través de las tarjetas clonadas. Los bienes obtenidos eran utilizados para uso o consumo personal, y también para comercializarlos a terceros, por ejemplo, a través de las redes sociales", explicaron los funcionarios.

Mediante la técnica de skimming, la banda conseguía los datos de plásticos que luego podía registrar en la banda magnética de credenciales falsas que eran fabricadas por un hombre de 50 años oriundo de Victoria. Los representantes del MPA detallaron que el entrerriano era otra de las piezas clave en la maniobra para las estafas y apuntaron: "A las tarjetas ya se las vendía con el nombre de la persona que luego realizaría la maniobra en los comercios estafados. Además, en muchos casos, también les facilitaba información de los fondos disponibles en las cuentas bancarias de los titulares verdaderos".

A partir de un trabajo de la Policía de Investigaciones (PDI) que incluyó más de 200 horas de escuchas telefónicas, los fiscales santafesinos consiguieron una primera condena a Paola Alejandra Álvarez, de 39 años, y a Rocío Florencia, de 24. La primera fue sentenciada por los mismos delitos que su padre y recibió una pena de 4 años como integrante de la asociación ilícita, hecho que fue el único atribuido su hermana menor para calcular la sanción de 3 años de prisión efectiva.