Dos crianceros perdieron todo por la tormenta de granizo que acechó a Buta Ranquil

Las intensas lluvias causaron daños en calles y viviendas de algunos vecinos de la zona. Fue el caso de un matrimonio, que en el rato que duró la tormenta, perdió ganado y su cosecha.

Dos crianceros perdieron todo por la fuerte tormenta de granizo que inundó Buta Ranquil.
Dos crianceros perdieron todo por la fuerte tormenta de granizo que inundó Buta Ranquil. Foto: LM Neuquén

Una tormenta de lluvia y granizo convirtió las calles de Buta Ranquil, Neuquén, en canales y dañó calles, y las viviendas de algunos vecinos de la zona. Fue el caso de los crianceros, Dominga y Abel, que perdieron casi todo con el temporal.

Dominga Tapia tiene 69 años y su marido, Abel Barros 82, toda su vida vivieron en esa localidad, donde se dedicaron a criar animales y a la siembra, hasta el día en el que un temporal arrasó con todo.

“Todo comenzó con un fuerte ruido que escuchábamos que venía de los álamos, ya que se empezaron a mover. Nos fuimos para adentro de la casa cuando se acercaba más el ruido. Venía una fuerte presión de agua y empezaron a caer granizos muy grandes y con viento muy fuerte. Nunca pensamos ni siquiera nos esperábamos esta tremenda tormenta”, señaló Luli Barros, la nieta de los chacareros, en diálogo con ”LM Neuquén”.

Cuando paró la lluvia y salieron a ver cómo habían quedado sus chacras, se encontraron con maizales completamente destruidos y sus pavos, y gallinas sin vida.

“Mis abuelos y mis tíos tenían sembrada sus chacras y en dos semanas más ya iban a tener acelga, tomates, repollos, uvas y choclos para la venta, pero con la fuerte tormenta quedó todo destruido. A mis abuelos les pasó agua dentro de la casa y en las calles no se podía transitar por el agua y el barro”, agregó Luli.

Así quedaron las chacras de Dominga y Abel luego de la tormenta de granizo.
Así quedaron las chacras de Dominga y Abel luego de la tormenta de granizo. Foto: LM Neuquén

“Ellos se sienten muy mal porque toda la vida se dedicaron a la siembra y a criar pavos y gallinas, y hoy al ver todo esto que les pasó la verdad que quedaron desconsolados y tristes”, contó.

Y finalizó: “Mi abuelo Abel nos dijo que ya no quería seguir más porque no podía entender que tanto esfuerzo se perdiera en tan solo un rato. El solo quiere disfrutar de la vida, pero sé lo que le duele dejar de producir su chacra que tanto ama y cuida”, señaló la nieta de los crianceros.