Romero, el entrenador que revolucionó todo con las prácticas a las 5 de la mañana

Llevó a los jugadores al ingreso de una fábrica para que vieran el sacrificio que hacían los trabajadores, sus hinchas. El club Cano marcó su vida. Buzo táctico de la Armada Argentina, profesor de educación física y técnico de fútbol, intercambió conceptos con Ricardo Pizzarotti, Juan Carlos Lorenzo y Pastoriza. Escribió, “Mis Memorias desde la Trinchera”, su libro.

Francisco "Pachi" Romero, el entrenador que modificó la forma de trabajar los planteles físicamente en Godoy Cruz, Gimnasia y san Martín de Mendoza.
Francisco "Pachi" Romero, el entrenador que modificó la forma de trabajar los planteles físicamente en Godoy Cruz, Gimnasia y san Martín de Mendoza. Foto: Redes sociales

Figura relevante en Mendoza, Francisco “Pachi” Romero fue un revolucionario del deporte en la región, principalmente con las nuevas metodologías de entrenamiento. Su vida tiene distintos matices, aristas, vértices pero todo se centra en el deporte y la cultura, donde se perfeccionó y obtuvo resultados que hicieron historia.

Su trabajo marca un antes y un después. Luego de aquel día que llevó al plantel de San Martín a las 5 de la mañana, al ingreso de una fábrica de conservas para que los jugadores vieran el sacrifico que hacía la gente para ganar su salario, poder pagar la entrada el domingo y ver el equipo de sus amores, el trabajo de Romero se intensificó, y logró los resultados.

Francisco "Pachi" Romero, el entrenador que modificó la forma de preparar físicamente a los jugadores del fútbol de Mendoza.
Francisco "Pachi" Romero, el entrenador que modificó la forma de preparar físicamente a los jugadores del fútbol de Mendoza. Foto: VíaMendoza

El difícil arte de entrenar

“Elegí el difícil arte de entrenar”, remarca orgulloso a Vía Mendoza, argumentando que entrenar es un arte que se apoya en distintas ciencias “la sociología, filosofía, pedagogía y sociología”, y en lo general, en las ciencias sociales, naturales y exactas”.

Su plataforma de lanzamiento al universo del deporte fue desde el Club Cano, donde fue jugador, preparador físico y coentrenador, pero su juvenil carrera se vio interrumpida con el llamado a la Armada Argentina, donde en Marina, no sólo cumplió con la Patria por dos años, sino que su ímpetu de aprender y desafiarse a sí mismo, lo hizo cumplir el curso de reconocimiento anfibio como buzo profesional, donde ensambló piezas a 5 metros de profundidad como en la película “Hombres de Honor”.

Su trasladado a Chubut provocó un cambio rotundo en su vida:Fue una emoción indescriptible navegar en el submarino Santa Fe y hacer escape desde las profundidades”, recuerda Romero, quien destaca que esa acción, fue filmada por Pipo Mancera en el programa televisivo Sábados Circulares que se emitía para todo el país, allá por 1966.

Francisco Romero, junto al equipo de reconocimiento anfibio como buzo profesional en la Armada Argentina.
Francisco Romero, junto al equipo de reconocimiento anfibio como buzo profesional en la Armada Argentina. Foto: ViaMendoza

A partir de ahí, Romero entendió y afirmó los valores del grupo, la amistad y entrega para cumplir los objetivos. De aquellos amigos del Club Cano, con los que había compartido horas de básquet en cadetes, a su regreso del servicio militar, ya estaban jugando en primera división. Pero, el equipo no desperdició la oportunidad para sumar a “Pachy” Romero al cuerpo técnico como preparador físico y luego coentrenador.

Para ese entonces cursaba los primeros años en el INEF (Instituto Nacional de Educación Física, luego pasó a ser IEF), inducido a estudiar por Héctor Ignacio Puebla, que vivía en el Pabellón B, del barrio Cano. “Soy un agradecido de la educación pública”, sentencia Romero.

“Nunca voy a olvidar ese gesto. Fue mi primera experiencia profesional, donde tuve a cargo grandes jugadores y que hoy seguimos siendo amigos”.

Club Barrio Cano, una institución formadora, escribió Jorge ‘Rulo’ Becerra, quien describe la rica historias de la institución. Allí el famoso equipo de pantalones a lunares y camisetas rayadas (dirigidos por Enrique Derimais y coentrenador Romero) marcaron un hito en la historia del básquet mendocino. Principalmente con las finales disputadas con Andes Talleres.

Equipo del Club Cano 1969: F. Romero, E. Derimais, J. Becerra, R. Castromán, O. Trillo, E. Valero, G. Sánchez. Abajo: J. Evans, H. Sochi, J. Falcioni, F. Valero, P. Jaliff y F. Fumagali.
Equipo del Club Cano 1969: F. Romero, E. Derimais, J. Becerra, R. Castromán, O. Trillo, E. Valero, G. Sánchez. Abajo: J. Evans, H. Sochi, J. Falcioni, F. Valero, P. Jaliff y F. Fumagali. Foto: Club Cano

Luego de títulos y giras internacionales, Romero apostó a la formación integral del individuo y se dedicó al fútbol: “Pensé que el fútbol me podía desarrollar profesionalmente por ser el deporte más popular de Argentina, e incrementar el conocimiento para desarrollarlo en ese abanico de posibilidades que te brinda este deporte”.

La sabiduría de Juan Carlos Lorenzo, Pastoriza y Pizzarotti

Su primera experiencia fue frustrante al descender con Deportivo Guaymallén en el ‘70. A partir de ahí comenzó a viajar hacia Buenos Aires y relacionarse con técnicos de AFA, recuerda Romero, quien comienza a incrementar sus conocimientos junto a Juan Carlos Lorenzo, José Omar “Pato” Pastoriza, Manuel “Colorado” Giúdice y la amistad con Ricardo Pizzarotti ex preparador físico de la Selección Argentina.

Con su gorra "pichonera", el Toto Juan Carlos Lorenzo dirigió a la Selección argentina en 1962.
Con su gorra "pichonera", el Toto Juan Carlos Lorenzo dirigió a la Selección argentina en 1962.

“Armamos un grupo de estudios con Pizzarotti y José “Pepe” Olguín donde perfeccionábamos los entrenamientos y fue cuando incluimos la fisicología del ejercicio en la planificación y sellamos vínculos con Matsudo de Brasil -Estrategia Z Celafiscs 1985-”, detalla.

Luego, estuvo junto a Luque en Deportivo Maipú. Para ese entonces, Pizzarotti trabajaba junto a Daniel Pasarella, quien les permitía entrenar en el estadio Monumental. “No era poca cosa. Aprendimos muchísimo”, recuerda Romero.

Con “Pancho” Ontiveros en Godoy Cruz, Romero es convocado como preparador físico en 1974, para el torneo Nacional. Hasta que en 1979 (inclusive 2003), el jugador símbolo del fútbol de Mendoza, Víctor Legrotaglie lo convoca y conforman la dupla más exitosa de la historia del Lobo.

Luego, con el técnico Raúl Rogel apareció el mítico “El Lobo de los Milagros”, con los triunfos en el minuto ’93 de cada partido. “Esos equipos tenían estado físico y poder mental. Se sentían ganadores”, cuenta Romero quien, en agosto del 2008, fue nombrado por el club “El profe del siglo”.

Ernesto Contreras (Cóndor de América), Víctor Legrotaglie (el Maestro) y Francisco Pachi Romero, símbolos del deporte de Mendoza.
Ernesto Contreras (Cóndor de América), Víctor Legrotaglie (el Maestro) y Francisco Pachi Romero, símbolos del deporte de Mendoza. Foto: ViaMendoza

Carpetas, estudios, análisis, estadísticas de cada jugador, eso era Romero, remarcan dirigentes y exjugadores del Lobo mendocino, quienes vivieron esos años como la revolución del fútbol.

“La parte psíquica y anímica es muy importante en la preparación física del jugador. En determinados casos hay un cambios de actitud mental frente al esfuerzo físico y por eso es importante el aspecto afectivo y volitivo del grupo”, marca Romero con sus análisis y estudios para los años ‘80.

Y agrega: “Aplicamos estos sistemas y nos dimos cuenta que nuestros equipos sacaban diferencias sobre el resto. No había internet, ni celulares, tenías que viajar para hacer un curso. A partir de ahí, me introduje en la neurociencia a la formación del grupo, para que el jugador entendiera el entrenamiento físico, ya que no había una cultura física, como la nutrición, alimentación y cuidados personales fuera de las canchas”.

Presencia en la fábrica de conservas y práctica a las 5 de la mañana

“No fue un castigo, sino para que tomaran conciencia”, se adelantó Romero previo a desarrollar aquella estrategia en el club San Martín del ‘96.

“Juan Carlos Lorenzo (ex técnico de Boca Juniors) me enseñó que cuando uno llegaba a un club, primero debía conocer el entorno. Es por ello que en San Martín lo primero que hice fue recorrer todos los boliches, parrillas, café y salones bailables, durante 3 días. Sobre ese informe saqué detalles clave”.

Las prácticas se transformaron en triple turno: “Fue cuando me enteré que muchos de los jugadores andaban de noche con los ojos abiertos, y tomo la decisión de comenzar los entrenamientos a las 5 de la mañana, para hacer 3 turnos”, detalla Romero tras destacar que esa metodología de trabajo fue tapa en todos los diarios del país.

“Sabiendo que el departamento de San Martín centra su economía en el sector rural, el 90 % de la hinchas son chacareros y se levantan temprano, o para ir a la cosecha, a una fábrica y para aprovechar el tuno del agua. Y entendí, que el equipo se debía identificar con esa gente”, revela Romero.

Su estrategia comenzó con una convocatoria del plantel del club San Martín a una fábrica de conservas, la cual estaba pegada al lado de la cancha.

A las 5 de la mañana convoqué al plantel y lo llevé hasta la puerta de la fábrica de conservas. Fue cuando les hice ver, que los trabajadores y operarios ingresaban a esa hora para trabajar. Inclusive, les remarqué, aquellas mujeres que llegaban en bicicleta para cumplir con su trabajo, y que de ese trabajo, salía el dinero para comprar las entradas el domingo e ir a ver al equipo. Ese momento fue clave. El equipo asciende al Nacional B, con Alberto Garro como técnico”, cuenta.

“El deporte y la cultura son parte del pueblo. No se pueden dividir. Es un error quien lo haga. El deporte es una manifestación cultural de los pueblos”, finaliza y dice lo que podría describirse como una de las páginas de su vida, aunque su mayor riqueza está plasmada en su libro: “Mis Memorias desde la Trinchera”.

"Mis memorias desde la Trinchera"
"Mis memorias desde la Trinchera" Foto: ViaMendoza

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