Boca y Tigre coparon Córdoba

Desde bien temprano, las afueras del estadio Kempes se fueron tiñendo de azul, rojo y amarillo.

Boca llegada de hinchas
Boca llegada de hinchas

El sol del mediodía cordobés caía en forma vertical sobre el estadio Kempes. La avenida de Circunvalación recién inaugrada en el tramo se empezó a poblar. Algunos ya estaban haciendo la previa, desde temprano, en la vera del río Suquía con un asadito, haciendo un picnic, tomando unos mates, había que estar.  Y tanto los hinchas de Boca y los de Tigre querían llegar lo más cerca posible. Se jugaba una final. No era para menos.

Durante la mañana, diversas partes de la ciudad de Córdoba capital se vio virtual y realmente invadida por simpatizantes del Xeneize y del Matador de Victoria.

En los alrededores del estadio, la marea azul y oro fue impresonante. Como tenían la mayoría de las ubicaciones asignadas, desde los muchos colectivos que llegaron desde Buenos Aires o desde algunas ciudades del país, más los que se vinieron en vehículos particulares, hicieron que rápidamente la popular Artime, la platea Gasparini y la mitad de la Ardiles se completaran rápidamente.

En cambio los de Tigre, menos en cantidad pero con mucha ilusión por ver a su equipo campeón de un torneo del fútbol argentino, fueron ingresando de  poco. El grueso de la parcialidad se ubicó en la cabecera norte, en la tribuna Willington. También hubo lugar para hinchas tigrenses en la otra mitad de la platea Ardiles.

Y así se fue armando la fiesta previa. A la hora del partido, no entraba un alma en el Kempes y luego, con luces, música y fuegos arrificiales, se fue invadiendo Córdoba de los colores de Boca y de Tigre en la final de la Copa de la Superliga.