Un colegio de San Luis tuvo una amenaza de bomba

En la escuela se enteraron recién cuando cayó la policía a desalojarlos. Los niños se quedaron sin clases en el turno tarde tras una amenaza de bomba que debió la Fuerza.

Amenaza de bomba en el colegio Don Bosco de San Luis
Amenaza de bomba en el colegio Don Bosco de San Luis Foto: Nicolas Varvara

Este jueves, una amenaza de bomba dejó sin clases a los chicos del turno tarde del Colegio Don Bosco de la ciudad de San Luis. La Policía se llegó hasta la tradicional escuela puntana para verificar que fuera cierto y, recién en ese momento, se enteraron qué pasaba.

Aunque terminó siendo una falsa alarma, hubo que despejar el temor con un operativo.

¿Cómo fue la amenaza de bomba al Colegio Don Bosco de San Luis?

Pasadas las 12, la Policía recibió un llamado que daba cuenta de una amenaza de bomba en el Colegio Don Bosco de San Luis.

“Alrededor de las 12.15 nos avisaron que supuestamente había una bomba, por eso se desplazaron unidades hasta la escuela. Evacuamos el edificio: directivos, docentes, alumnos. Y se hizo la inspección con la División Canes y la Brigada de Explosivos. El resultado fue negativo”, expresó el comisario Rafael Godoy, Jefe de los Bomberos de la Policía, a El Diario de La República.

Amenaza de bomba en el colegio Don Bosco de San Luis
Amenaza de bomba en el colegio Don Bosco de San Luis Foto: Nicolas Varvara

Adrián Agüero, director de la escuela, indicó que en el colegio se enteraron directamente cuando llegaron los móviles policiales.

“Alumnos y docentes, todos salieron al patio que da hacia calle España. Informamos a los familiares para que retiraran a los estudiantes, pero era muy cerca al horario de salida: a la mañana cursan de 4° a 6° grado del primario y de 1° a 6° del secundario”, contó.

Finalmente, se decidió suspender las clases del turno tarde: “A las 14 cuando es el horario de ingreso aún trabajaba la Policía”, además no iban a alcanzar a limpiar el Colegio para ese entonces.

La falsa alarma en el Colegio Don Bosco

En las aulas, quedaron las mochilas y útiles de niños y adolescentes que debieron salir de clases apurados, por la gracia (o malicia) de alguien que no midió la magnitud de una falsa alarma.